Supervivencia y ética corporativa
Estoy leyendo un libro muy interesante: Morality, Competition, and the Firm: The Market Failures Approach to Business Ethics.
El libro abunda (y ofrece una perspectiva inhabitual y alejada de lo que podría llamarse el consenso de la época) sobre los principios éticos que deberían regir el comportamiento de las empresas. Se refiere largamente, por supuesto, al afamado artículo de Friedman de 1970 (que puede resumirse en: maximiza beneficios mientras te mantengas en el lado aburrido de la ley) y otras perspectivas más actuales que hacen hincapié en esas etéreas responsabilidades adicionales que se supone que tienen las empresas para con una miríada de stakeholders.
No voy a resumir la tesis del libro. Otros lo podrán hacer mucho mejor que yo.
Sin embargo, cabe decir que las firmas sobre las que parece que escribe Heath, su autor, gozan de una excelente salud, están consolidadas, asentadas en pilas de dinero, tienen negocios boyantes, diríase que son hasta felices. Entonces, y tal vez a causa del aburrimiento, meditan sobre el sentido de su existencia, la naturaleza del bien, del mal, etc. y sopesan si deberían ganar aún más dinero para sus accionistas o bien invertirlo en reducir su huella de carbono y contribuir a paliar el hambre en Biafra. Son empresas muy afortunadas que no se debaten diariamente entre la vida y la muerte, a pesar de que muchas de ellas estén operando, paradójicamene, en sectores hipercompetitivos.
Ninguna de ellas parece estar próxima a aparecer en esas listas de empresas extinguidas que publican periodicamente los organismos oficiales, ninguna está con el agua al cuello, ninguna abocada a tomar decisiones drásticas e indeseables por no cerrar la persiana. Viven además sujetas a una legislación eficiente y benéfica, que aprieta pero no ahoga.
El autor de este texto, sin embargo, está firmemente convencido de que la ética —y esto vale tanto para individuos como para organismos suprainviduales— es finalista siendo su objetivo la supervivencia del sujeto. Pero una búsqueda de la palabra “supervivencia” en sus 400 páginas solo arroja nueve resultados. De ellos, solo un par se refieren directamente a la supervivencia de las firmas —los otros, tienen que ver con algunos ejemplos relacionados con accidentes y naufragios, etc.— y apenas son desarrollados.
Aunque el libro abra los ojos sobre cuestiones sobre las que uno no ha tenido tiempo ni ocasión de meditar como el asunto merece, hay que reconocer que para el día a día de la trinchera poco vale.