Orientación política vs flujos de información
Mucho se ha discutido sobre las causas subyacentes de las orientaciones políticas. Frecuentemente se buscan en el ámbito de los valores. Esta entrada, sin embargo, quiere abundar en una dimensión alternativa del debate: el que relaciona las opciones políticas con las intuiciones acerca de la efectividad de los dos sentidos potenciales de los flujos de información.
Muy esquemáticamente, la información puede fluir hacia arriba o hacia abajo. Un ejemplo de información que fluye hacia arriba: dos ciudadanos acuerdan hacer algo conjuntamente y firman un contrato a tal efecto. El estado, desde arriba, observa ese contrato y deja hacer. Es, de alguna manera, consciente de que esos ciudadanos, conocedores de sus circunstancias particulares, han llegado a un acuerdo si no óptimo, al menos, adecuado a ellas. El estado, pues, se limita a hacer valer ese contrato en caso de posterior disputa.
Un ejemplo de información que fluye hacia abajo: dos ciudadanos deciden hacer algo conjuntamente y rigen su colaboración por una norma preestablecida. Esa norma ha sido impuesta por el estado, que en un momento dado ha determinado que en todo su territorio y en circunstancias muy abstractas, todo par de ciudadanos que deseen trabajar conjuntamente en algo, deberán seguir una serie de reglas muy precisas. Además, el estado invierte recursos en perseguir todo tipo de desviación —que suele consistir, generalmente, en una adaptación de la regla general a unas circunstancias particulares no previstas en aquella—.
Diría —tómose como hipótesis no probada— que la intuición de que la información fluye (o, incluso, que debe fluir) hacia abajo está relacionada con el pensamiento de izquierdas. Desde luego, en ciertas subáreas de la derecha, eso es anatema: véase, por ejemplo, The Use of Knowledge in Society.
Existen intentos por desanudar el vínculo entre flujo de información y orientación política (véase Hayekian welfare states: explaining the coexistence of economic freedom and big government) pero, en general, tiene que ser muy incómodo ser firme convencido de la subeficacia del flujo hacia abajo de la información y, al mismo tiempo, tener que encajar esa convicción dentro el meollo ideológico del pensamiento de izquierda hoy.
Coda: Existe una postura alternativa que escapa de las dicotomías anteriores: es la que percibe la norma como un punto de referencia. Dos personas que quisieran hacer algo conjuntamente, no sabrían cómo llegar a un acuerdo; querrían establecer un contrato, pero quedarían atascadas frente a un folio en blanco. En tales casos, una norma venida de arriba les proporcionaría una guía a la que asirse. No quiero hoy abundar en este asunto: solo quiero dejar el final abierto para que cada cual lo continúe como le plazca.