Sobre los indultos

Sé lo justito de derecho, particularmente del penal. Sé más de informática y, por lo tanto, se me excusará que trate el primero y, en particular, lo que concierne al indulto, de manera analógica.

El sistema del derecho penal se parece a un sistema informático complejo. Piénsese en el que gobierna las operaciones corrientes en un banco: transferencias, nóminas, contrataciones, recibos, etc. Es una secuencia de instrucciones if-then: si se dan unas condiciones, se activan unos procedimientos. Y ya. El derecho penal se parece mucho a eso. El mismo código penal parece una sucesión de instrucciones del tipo if-then: al que robare, etc., se le impondrá una pena etc.

En un sistema informático complejo, por muy detallados que sean sus constructos if-then, al cabo de millones de transacciones, siempre acaba ocurriendo que alguna se procesa de forma insatisfactoria: excepciones de excepciones que no encajan en ningún if o son captadas por alguno en contra de lo que dicta el correcto entendimiento del sistema. Cabe esperar que en el banco exista alguien con la potestad de tramitar —o llegado el caso, corregir— a mano estas transacciones excepcionalísimas. Obviamente, con el debido control y garantías. Por otro lado, cabe esperar que si se reiteran cierto tipo de excepciones, alguien tome cartas en el asunto, las eleve a la categoría de transacciones habituales y modifique los if-then apropiados para que se tramiten automáticamente.

La analogía con el concepto del indulto es evidente: el sistema penal actúa de modo automático aplicando una serie de construcciones if-then y de vez en cuando se dictan sentencias a toda luz contraintuitivas, contraproducentes e injustas a pesar de ser formalmente correctas, i.e., ajustadas a derecho. Cabe esperar que alguien tenga la potestad de reajustarlas manualmente. En eso —y sin entrar en detalles sobre su implementación y sus responsables últimos— debiera consistir la naturaleza del indulto.

De la analogía debieran seguirse ciertas consecuencias, como que:

  • Los indultos deberían volverse más infrecuentes en tanto que se fuesen perfeccionando las reglas bajo las que opera el sistema penal.
  • Muchos indultos deberían ir acompañados de exhortos para modificar las reglas y evitar que casos similares ocurriesen en el futuro.

Para finalizar, en ciertos países con regímenes parlamentarios se está presenciando un incremento de los recursos excepcionales del ejecutivo para arrogarse atribuciones que lo son propiamente de los otros poderes del estado: el legislativo y el judicial. Existen instrumentos excepcionales que permiten a aquel prevalecer sobre estos en materias que les son propias. El indulto es uno de ellos que, como el resto, es tentador utilizar abusivamente para actuar de manera arbitraria. Pero eso no quita para que tengamos que tirar al crío junto con el agua al hablar de los indultos.