¿Qué nos enseña la educación formal?

¿Qué cosa nos enseña realmente la educación formal? ¿Conocimientos objetivos? Sin duda, pero, ¿son realmente útiles en la carrera profesional de los más?

¿A pensar? Que es lo que se suele contraargumentar. El término técnico en inglés para aprender a pensar es transfer in learning y aunque sea un objetivo declarado de los programas educativos, no está para nada claro que se alcance de manera generalizada. Preguntado al respecto, el gran resumidor de información que es ChatGTP dice:

Si bien lograr la transferencia de aprendizaje puede ser desafiante, las investigaciones sugieren que es posible mejorar la probabilidad de transferencia a través de prácticas instruccionales efectivas. Proporcionar instrucción explícita, ofrecer oportunidades de práctica y aplicación en contextos diversos, fomentar la conciencia metacognitiva e involucrar a los aprendices en actividades reflexivas pueden contribuir a una transferencia mejorada. Además, crear un entorno de aprendizaje favorable y significativo que fomente la participación activa y la resolución de problemas también puede facilitar la transferencia.

Es importante que los educadores y diseñadores instruccionales sean conscientes de los factores que pueden apoyar o dificultar la transferencia y que incorporen estrategias que maximicen la probabilidad de transferencia en sus prácticas instruccionales. Si bien la transferencia de aprendizaje puede no lograrse siempre en su totalidad, enfoques instruccionales intencionales y reflexivos pueden aumentar las posibilidades de una transferencia exitosa y promover experiencias de aprendizaje significativas.

Autores como Brian Caplan en su libro Against Education tiene todo un capítulo, el segundo, argumentando convincentemente acerca de lo que todos hemos visto durante años en el aula: que el transfer in larning es una quimera.

Pero hay una faceta en la que la educación formal puede ser muy efectiva: la resistencia cognitiva, es decir, la capacidad para estar sentado durante largos periodos de tiempo desarrollando una actividad intelectual exigente. Lo hemos entrenado durante largas sesiones en clase, durante los exámenes, durante su preparación. Somos resistentes porque nos hemos entrenado duramente para ello. Igual que hacen los corredores de fondo: no todos estamos predispuestos para correr 20 km sin un entrenamiento previo serio.

Y esa, la resistencia congnitiva, sí que es, efectivamente, una habilidad que nos prepara para la vida (o, al menos, por ser justos, para ciertos tipos y aspectos de ella).