El problema de las soluciones sin problema

Lo normal es que exista o aparezca un problema y que se le busque una solución. En el mundo de la tecnología, de vez en cuando, sucede lo contrario: aparece una solución y el problema consiste en encontrar un problema que resuelva.

(El motivo pudiera ser que la tecnología es tan barata que permite implementar cualquier ocurrencia. Además de que algunas de estas soluciones con problema han acabado encontrándolo y haciendo de oro a sus promotores e inversores.)

En su entrada Citas: Substack, Pontegadea y Francina Armengol, el autor, Jesús Alfaro, argumenta sobre Substack al hilo de una publicación previa de Scott Alexander. Su argumento es que Substack no es una solución idonea para el problema que tienen muchos blogueros y sugiere que acabará fracasando.

Substack es una solución tecnológica: es un sistema para publicar blogs, gestionar suscripciones, listas de correos, pagos, reembolsos, etc. Solo que no parece —y en eso estamos de acuerdo Alfaro y yo— que sea la solución adecuada para blogs como los de Scott Alexander y muchos otros: ciertamente, no se justifica el precio. Es probable que el mercado se reequilibre. Y, de hecho, lo que cuenta Scott Alexander es precisamente eso: está experimentando un proceso de lento reajuste; no está en un equilibrio sino en una transición que, de seguir la actual tendencia, hará bueno el argumento de Alfaro.

La cuestión que se plantea entonces es: ¿de qué es solución la solución que plantea Substack? Es fácil escribir al respecto; acabar acertando, ¡uh! Pero se me ocurren algunas anécdotas que no sé si alcanzan a conformar una categoría. Imaginemos un sector económico concreto el que una serie de consultores están al tanto de las últimas tendencias. Una manera de rentabilizar ese conocimiento que tienen podría ser publicarlo. Pero, ¿dónde?, ¿cómo? Podría ser mediante libros; pero los libros aportan poco en áreas en las que su asunto se renueva casi quincenalmente. Para cuando llegase a la librerías, estaría ya obsoleto. Una serie de consultores podrían organizarse y fundar una revista especializada como tantas que existen. Pero eso conlleva una serie de costes fijos y recurrentes tan elevados que solo se justifica cuando el mercado es amplio.

Substack, sin embargo, los abarata. Gracias a Substack puede —o podŕia llegar a— cubrirse la larga cola de revistas especializadas que no tienen la envergadura —por su carácter de nicho— para llegar al papel. Y así, por ejemplo, Semianalysis.

Posiblemente no sea el único mercado que puede cubrir Substack. Seguro, existen más. Dejemos operar a las fuerzas de los mercados y el futuro nos lo contará independientemente del esfuerzo neuronal que le dediquemos nosotros ahora al asunto.