La paradoja de la escasez de vivienda: el caso de Portugal
Esta semana he escrito una serie de cortos sobre vivienda y quiero explayarme en algunos aspectos del llamado problema. En particular, sobre la paradoja que nadie parece discutir a la que hacía mención al final de esa entrada. La voy a ilustrar con un asunto relacionado con nuestro vecino Portugal.
Primero, una serie de hechos conocidos:
- Portugal es un país que, por motivos que algunos conocen, es incapaz de producir bienes y servicios que deseen los extranjeros.
- Vive instalado en una especie de molicie económica que fuerza a muchos jóvenes a la emigración.
- Hace unos años se le ocurrió la feliz idea de crear una visa especial por la que ciudadanos acaudalados de otros países —p.e., nómadas digitales— podían instalarse a vivir en Portugal y disfrutar de una serie de ventajas fiscales.
La idea es estupenda: aunque los productos y servicios portugueses no encuentran compradores fuera, es posible traer a los compradores dentro. Las ventajas son:
- Se obtienen mayores ingresos fiscales: se recauda una tajada de una serie rentas que serían cero si los nuevos residentes se hubiesen quedado en su país de origen.
- Se les venden productos y servicios locales, tanto de los que se comercian en los mercados internacionales (p.e., gasolina), como los que no (p.e., cortes de pelo o entradas de cine).
- En particular, se les puede vender “alojamiento”, un producto en el que los proveedores portugueses no tienen ningún tipo de competencia internacional.
Sin embargo, esta política tan promisoria —sobre el papel— ha sido cancelada:
El gobierno socialista anunció el mes pasado [esto se escribió en abril del 2023] un paquete de medidas relacionados con la vivienda que, entre otras medidas, terminó con la controvertida “Goldel Visa” […].
Es evidente que aunque seas incapaz de fabricar GPUs o barcos, si no puedes proporcionar servicios financieros o de programación al extranjero, etc., por muy Portugal que seas, dominas la simplicísima tecnología necesaria para construir bloques de viviendas. Puedes construir tantas como sean necesarias para satisfacer las necesidades de todos esos extranjeros a los que has atraído a tu país. Dubai, sin ir más lejos, lo hace.
El otro día escribí:
En todo lo que se escribe sobre urbanismo, carestía de vivienda, etc. se tiende a obviar (este es un ejemplo reciente en El Confidencial) la presencia de un elefante que deambula por el salón:
- La vivienda está cara y la gente paga cantidades fabulosas por ella
- Hay terreno de sobra
- La tecnología necesaria para construir viviendas está sobradamente dominada
- Hay precedentes históricos de construcción de vivienda a grandes ritmos
- La construcción ni siquiera está sujeta a la competencia de China u otras potencias económicas externas
Debería haber grúas en todas partes. Y sin embargo, no las hay. ¿No es paradójico? ¿Por qué los constructores no quieren ganar cantidades fabulosas de dinero? ¿Por qué los ciudadanos no quieren ahorrárselo constituyendo cooperativas de viviendas? ¿Por qué se niega todo el mundo a explicárnoslo?
¿Por qué, pienso, no se hace lo evidentísimo?