Notas (43): Del efecto de los salarios mínimos a la historia de la colchicina
Rafael del Moral escribe en El Confidencial un artículo sobre el como quiera que se llame ahora ese idioma que remata y resume con el siguiente párrafo:
En definitiva y a modo de síntesis: de antes de que llegaran los romanos no sabemos nada del vasco; de cuando llegaron, tampoco. La Edad Media pasó silenciosa. Entrados en la Edad Moderna, abandona su agrafismo. Abierta la brecha, la redacción de textos religiosos en vasco o bilingües con el castellano se desarrolla un poco. No se extiende a otro tipo de textos. Realmente su historia se inicia en 1979 y a partir de 2012 se empiezan a escribir tesis doctorales que puedan leer en vasco los vascos que saben vasco.
The Economist nos habla de cómo ha cambiado la perspectiva de los economistas sobre los incrementos de los salarios mínimos en Economists get cold feet about high minimum wages. Viene a decir que en los últimos años se han registrado fuertes aumentos de los salarios mínimos en todo el mundo y que en países como Méjico, el RU y Nueva Zelanda han alcanzado niveles históricamente altos con respecto al salario mediano. Las primeras investigaciones económicas sugerían que estas políticas apenas provocaban pérdidas de empleo, lo que animó a los gobiernos a adoptarlas; sin embargo, los estudios más recientes están comenzando a detectar efectos secundarios más serios: reducción de horas de trabajo, desaceleración de contrataciones, distorsión de modelos de negocio y menor inversión. Por más que elevar los salarios mínimos haya contribuido a reducir la pobreza en lugares como Méjico, también ha elevado los precios, empeorado la calidad del empleo y creado ineficiencias en la distribución de los beneficios de la actividad económica.
Works in Progress habla sobre la colchicina, un remedio para la gota usado desde hace miles de años. Del artículo extraigo este episodio:
La colchicina, un remedio usado desde la antigüedad —ya descrito en textos griegos y árabes para tratar la gota— se vendió durante más de un siglo en EEUU como un medicamento barato y sin aprobación formal. Esto cambió cuando, a finales de los 2000, la FDA lanzó un programa para someter los fármacos antiguos a estándares modernos: la empresa URL Pharma realizó los estudios necesarios y obtuvo en 2009 la aprobación exclusiva de Colcrys. Al exigir entonces que todas las versiones no aprobadas desaparecieran del mercado, la FDA creó de facto un monopolio temporal, lo que hizo que el precio de un medicamento históricamente accesible se disparara y generara fuerte controversia sobre los efectos no deseados de regular de golpe un fármaco con miles de años de uso.
Singapur trató de alcanzar la autosuficiencia alimentaria y pasó lo que cabe esperar.
El artículo Vampiros, fantasmas y hormigas: así son los tres gastos inofensivos que sabotean tus finanzas y “chupan tu dinero de manera constante y silenciosa” me recuerda a eso de la muerte por un millón de cortes con hojas de papel. Y al principio de la vía negativa de Taleb.
Quiero dejar constancia de que A new industry of AI companions is emerging. A mis lectores del futuro les confirmo que a finales de 2025 no son prevalentes: se oye hablar de ellos pero no se usan de manera generalizada.
Matt Levine duda de la idea de que las empresas públicas no pueden pensar a largo plazo, pero el caso reciente de Meta sugiere que incluso compañías donde el control accionarial está altamente concentrado pueden sentir presión para lograr resultados inmediatos. La salida de Yann LeCun —defensor de la investigación en IA a largo plazo— refleja el giro de Meta hacia una estrategia de IA que pueda monetizarse rápidamente tras quedar rezagada frente a sus competidores. No obstante, a LeCun no le resultará difícil obtener financiación, habida cuenta del entusiasmo actual del capital de riesgo por proyectos de investigación pura en el campo de la IA aun en ausencia de planes comerciales claros. Este momento histórico permite a los mejores investigadores abandonar grandes empresas cuando se les pide resultados prácticos y obtener miles de millones para trabajo teórico. Siempre en EEUU, por supuesto.
También escribe aquí sobre la intersección entre los mercados de predicción (entendidos como herramientas para estimar probabilidades y anticipar decisiones futuras) y los mercados financieros. Especula con activos financieros condicionados a eventos futuros, permitiendo obtener información no sobre la probabilidad del evento, sino sobre sus efectos económicos. O a extender esto a las votaciones corporativas, creando contratos que reflejen el precio de una acción si una propuesta se aprueba o si se rechaza, y dejando que el resultado del voto se decida según cuál contrato sea más valioso. Aunque el autor reconoce riesgos de manipulaciones y la irrelevancia de muchas votaciones para el precio de la acción, considera que la idea encaja con la lógica de usar los mercados para asignar capital con eficiencia. Supongo que no está al corriente del concepto de futarquía.
Y ya que hago referencia a Robin Hanson, tres artículos recientes de su pluma:
- Cultural Forces. Explora cómo las normas culturales influyen en nuestro comportamiento más de lo que solemos admitir, moldeando decisiones individuales y colectivas incluso cuando creemos actuar racionalmente.
- News Error Markets. Propone crear mercados donde se apueste sobre qué afirmaciones periodísticas resultarán falsas, con la idea de incentivar mayor precisión en los medios y generar mejores mecanismos de verificación.
- Civs Rot. Analiza por qué las civilizaciones tienden a deteriorarse con el tiempo, sugiriendo que fuerzas internas —como la burocracia, la complacencia o la pérdida de disciplina— erosionan su capacidad de renovación y adaptación.