Causalidad

Tirar de una cadena rota

Las ideas importantes, para ser verdaderamente operativas, tienen que cristalizar en el lenguaje: tenemos que poder referirnos a ellas con un nombre inequívoco, con una expresión breve. Las perífrasis y los abundamientos llenos de palabras no sirven, no son tan eficaces.

Uno de los problemas más graves que nos aquejan es el de la habitual confusión entre correlación y causalidad. Lo típico, como es bien conocido, consiste en confundir la primera con la segunda. Sin embargo, la expresión correlación no implica causalidad es insuficiente: hace relación a un distingo abstracto. En particular, no nos informa sobre qué conviene hacer y, muy especialmente, no nos advierte de las consecuencias del error. Consecuencias que se ven por doquier en nuestras sociedades actuales, tan proclives a las intervenciones, y sobre las que es ocioso abundar.