Energía

Sobre el papel del azar en el comportamiento ético y algunos otros asuntos más

I.

Sabine Hossenfelder da en Why Bitcoin Mining is Good for the Environment – And why it isn’t una serie de argumentos por los que el Bitcoin pudiera no ser tan malo en algunos casos. El resumen es:

  • Hay lugares alejados en los que sobra energía.
  • Por estar alejados, no es factible exportar esa energía.
  • Pero sí que podría usarse para minar bitcoins (que se transportan muy fácilmente) y aprovecharla.

Puede ser, pero ¿seguro que es el bitcoin el único uso que se le puede dar a esa energía? En una zona habitada, la energía tiene muchos usos potenciales y minar bitcoins es uno de los menos rentables: queda desplazado por otros. En esos lugares remotos, el número de usos potenciales de la energía es más reducido y el bitcoin podría ser competitivo frente a otros. Pero hace mal Sabine en no plantear que el bitcoin podría ser un second, third, o fourth best en muchos casos.

¿Acierta (y dónde) la futurología?

Existe un debate sobre cuánto y cómo acertaron las predicciones que se hicieron en décadas pasadas —léase, Asimov, etc.— sobre el mundo de hoy en día. Uno puede leer, por ejemplo, The Track Record of Futurists Seems … Fine, donde se defiende su éxito relativo. J. Storrs Hall tiene un libro, Where Is My Flying Car?: A Memoir of Future Past en el que se examina la cuestión más extensa y sistemáticamente y se llega a una conclusión similar, pero en la que se adivina un patrón que ayuda a distinguir las predicciones que llegaron a materializarse y las que no —así como las que quedaron muy cortas—: su dependencia en el uso de energía.