Los niños y la educación en matemáticas
Hace unas semanas, el colegio de mi crío, nos citó a los padres para explicarnos el funcionamiento, características y ventajas de Innovamat, un nuevo sistema pedagógico para el aprendizaje de las matemáticas. Igual escribo algún día sobre Innovamat; hoy, no toca. Toca hablar de un elefante que pulula por la habitación del aprendizaje de las matemáticas, que todo el mundo ve pero en el que, sorprendentemente, nadie parece reparar.
Resulta que mientras esperábamos en la calle para entrar al colegio, salió de este una señora que se interesó por lo que nos congregaba tan a deshora en tal lugar. Alguien le contó lo del taller de Innovamat y que íbamos a aprender matemáticas durante un rato. Tras lo que la señora se largó a comunicarnos sin vergüenza alguna y de manera larga, prolija, sus problemas históricos con las matemáticas, su aparente incapacidad para lo cuantitativo y lo feliz que se sintió después de liberarse de todo asomo de número durante el resto de su larga y feliz etapa formativa y laboral. Pura apología del anumerismo. Que no habría osado realizar acerca de otras actividades mucho más satisfactorias y saludables, como la de la sana práctica de pederse sonoramente.