Lenguaje

Sobre la financiación de la Gran Exposición de 1851 y cuatro asuntos más

I.

Este es un artículo muy mejorable en defensa de lo que llama lenguaje técnico (en derecho y, en particular, en las sentencias). Argumenta alrededor de un hombre de paja: 1) que el lenguaje técnico es uno en el que se usan términos técnicos y 2) que la complejidad del lenguaje en las sentencias es producto de usar lenguaje técnico.

Puede engañar a su público, sobre todo al que ya esté convencido de antemano. Pero todos deberíamos tener intuiciones más próximas a la verdad sobre cuáles son las fuentes de la complejidad en el lenguaje y conocimiento de esta última sin más que escribir en la ventanita correspondiente del navegador algo así como cuantification of language complexity.

La comunicación como problema de coordinación

El descriptivismo está de moda. El prescritivismo (o normativismo) se contempla con recelo.

El descriptivismo es entretenido. Puede considerarse una afición emparentada con la entomología o la filatelia. Consiste en coleccionar especímenes —cuanto más exóticos, mejor— y pincharlos sobre un corcho con un alfilerito. Tiene, por supuesto, una componente política y moral muy vecina de lo posmo. Pero no quiero abundar ahora en ella.

En esta entrada quiero romper una lanza en favor del prescritivismo desde un punto de vista inhabitual: el de la teoria de juegos. El estudio de la comunicación y el lenguaje se ha estudiado desde muchas perspectivas, pero una de las menos frecuentes es la económica.

Tirar de una cadena rota

Las ideas importantes, para ser verdaderamente operativas, tienen que cristalizar en el lenguaje: tenemos que poder referirnos a ellas con un nombre inequívoco, con una expresión breve. Las perífrasis y los abundamientos llenos de palabras no sirven, no son tan eficaces.

Uno de los problemas más graves que nos aquejan es el de la habitual confusión entre correlación y causalidad. Lo típico, como es bien conocido, consiste en confundir la primera con la segunda. Sin embargo, la expresión correlación no implica causalidad es insuficiente: hace relación a un distingo abstracto. En particular, no nos informa sobre qué conviene hacer y, muy especialmente, no nos advierte de las consecuencias del error. Consecuencias que se ven por doquier en nuestras sociedades actuales, tan proclives a las intervenciones, y sobre las que es ocioso abundar.