Sobre la inobservancia de los microfundamentos en economía: de Marx a Jesús Fernández Villaverde

Jon Elster, al revisar analíticamente la obra de Marx, encontró poco creíble su aproximación funcionalista a la descripción del comportamiento de, por ejemplo, la clase capitalista. Aunque tal vez como clase tuviesen interés en lograr objetivos como mantener sojuzgada y emprobrecida a la clase trabajadora, es evidente que desde la óptica de la teoría de juegos, de la teoría de la elección racional y el análisis microeconómico, es evidente que muchos capitalistas tenían incentivos para actuar de otra manera. Además, seguro que si se hiciese una encuesta entre los capitalistas industriales del Mánchester de 1860, posiblemente ninguno diría operar motivado por muchos de aquellos motivos que les presuponía Marx.

Marx no es el único. De hecho, Marx simplemente utilizó un argumento habitual: presuponer a una colectividad unas motivaciones como premisa para probar cualquier tipo de ocurrencia. Incluso cuando los miembros individuales de esa colectividad no tengan capacidad, o incentivo, o interés, o conocimiento, o cualquiera de los requisitos necesarios para poder albergar tales motivaciones. Desde luego, a un economista teórico no se le pasa por la cabeza la necesidad y la conveniencia de, por lo menos, tomarse la molestia de encuestar debidamente a esa colectividad para ver si son realmente las que se predican las guías de su comportamiento. Un ejemplo moderno de ese tipo de razonamiento puede encontrarse en esta discusión sobre la necesidad de un salario mínimo (elevado) en, cómo no, NadaEsGratis: no veo representados absolutamente en él ni a los empleados ni a los empleadores del entorno —no tan inhabitual— en el que me muevo; nadie que conozca se comporta, al menos explícitamente, de acuerdo con las motivaciones que les presume el economista de salón. Cuando eso pasa, tengo la convicción de que se me quiere vender una moto.

Los dos párrafos anteriores describen la perspectiva desde la que contemplo el siguiente hilo de Twitter de Jesús Fernández-Villaverde:

Hilo Twitter

Viene a explicar los motivos por los que el incremento del gasto en I+D (en EEUU particularmente) no ha dejado traza en las estadísticas de desempeño económico y plantea una causa: que las empresas existentes contratan defensivamente, no para innovar sino para que les resulte caro a los demás. Lo que me lleva a pensar:

  • ¿Qué nos diría la teoría de juegos al respecto?
  • ¿Por qué esas empresas existentes, ya que han contratado a gente muy capaz, no se ponen a innovar masivamente?
  • ¿Alguien conoce a algún responsable de alguna de esas empresas existentes que haya dejado entrever en alguna ocasión que su motivación para contratar es precisamente esa?