Implicacines de que el "software" constituya un "ecosistema" y cinco asuntos más
I.
No me gusta Un régimen jurídico para los datos que tenga en cuenta que, como ocurre con las ideas, no hay rivalidad en su consumo sobre lo que su largo título indica porque mezla de manera oscura rivalidad y posibilidad de excluir en la definición de bien público. De hecho, los datos, en principio, admiten la posibilidad de uso exclusivo. Se parecen más a una piscina, que no tiene rivalidad de uso, pero sí posibilidad de excluir a los usuarios que no paguen una entrada.
Creo que tampoco acierta al dar por bueno que
Este carácter de bienes públicos conduce a que reconocer derechos de propiedad sobre los datos puede generar infrautilización de los mismos respecto del óptimo social y reducción de la innovación y estancamiento económico, […]
El problema del argumento es que hay sectores, como la prensa, que han pasado de ser piscinas a otra cosa desde el momento en el que los medios dejaron de poder vallar sus contenidos. Y el resultado fue el conocido: menos producto y de peor calidad. El quid de la solución de la tragedia de los comunes consiste, precisamente, en otorgar derechos de propiedad sobre un bien público.
Creo que el problema al que hace referencia el artículo puede describirse alrededor de las siguientes ideas:
- Para cada ciudadano racional, el óptimo consiste en contar con datos de N-1 (todos menos él).
- Los derechos de propiedad de los datos —o de los datos a los que se refiere la entrada— está distribuida entre tantos agentes (los N ciudadanos) que gestionar sus derechos es muy costoso.
- El precio que estaría dispuesto a pagar cada agente utilizador de los datos a cada uno de los ciudadanos es minúsculo: no sale a cuenta venderlos.
- La idea de crear brokers que intermedien en esas operaciones ya está ensayada: no parece haber funcionado.
- Todo lo anterior, a sabiendas de que muchos de esos ciudadanos son unos tarados.
A lo que habría que sumar que el precio de los datos de cada ciudadano es minúsculo: no sale a cuenta tomarse la molestia de venderlos.
II.
El mismo blog hablando con bastante mejor criterio de ESG y todas esas cosas.
En la entrada se conjuga 34 veces el verbo maximizar. Es una lástima que no haya tanta gente que tenga en su cabeza el modelo mental de los multiplicadores de Lagrange (para optimización de funciones sujetas a restricciones), fundamental para ilustrar el tema en cuestión y distinguir propiamente lo que es un problema bien planteado de otro que no lo está.
III.
Este artículo trata de la problemática relación de la derecha —¿contemporánea?— ya no con el arte sino incluso con el buen gusto. Y este otro, Bourdieu’s theory of taste: a grumbling abrégé resume lo que Pierre Bourdieu opinaba sobre el asunto, estableciendo una relación mutuamente retroalimentada entre el gusto y la clase social.
IV.
Los ecosistemas son sistemas complejos y tratamos de no operar demasiado sobre ellos porque es imposible predecir las consecuencias de nuestras acciones, se dice aquí.
También se añade que ciertos sistemas de software comparten características con los ecosistemas, ergo…
(Y hay otros que sostienen también que una economía no deja de ser similar a un ecosistema, por lo que…)
V.
Los sistemas descentralizados no lo están, dice este artículo. Esencialmente, un sistema descentralizado está en un equilibrio inestable: cada $\epsilon$ lo convierte en un sistema menos descentralizado. Y en determinados sistemas diseñados originalmente para ser sistemas descentralizados, no solo hay pequeñas épsilons operando sino fuerzas poderosas (como las economías de escala) que lo hacen virar hacia otra cosa.
VI.
Y, finalmente, argumentos defendiendo la idea de que los medios de comunicación raramente mienten. Lo que tienden a hacer movidos por vaya uno a saber qué incentivos, es otra cosa más sutil y menos evidente.