Unas cuantas notas sobre educación e investigación
Sobre la paradoja europea (y española)
En el artículo A vueltas de nuevo con la I+D de NadaEsGratis se lee:
La ausencia de publicaciones españolas entre las que empujan las fronteras del conocimiento contrasta con una posición razonable de España en el contexto mundial (posición 11 o 12) si la producción científica se mide por el número total de publicaciones.
También se habla en el artículo de la llamada paradoja europea, resumida en la expresión innovación débil con investigación fuerte. Sucede algo en Europa que está además particularmente acentuado en España que se discute el anterior artículo divulgativo y sobre lo que se profundiza en el artículo académico European Paradox or Delusion—Are European Science and Economy Outdated? que puede resumirse así: si uno se fija en las publicaciones científicas en general, efectivamente, Europa y, en su medida, España, se encuentran en las primeras posiciones. Pero se se presta atención a determinados sectores pujantes e importantes —los autores usan como ejemplo la tecnología de las baterías de litio—, la cosa cambia.
El progreso en el conocimiento está resumido en el gráfico
en el que resuenan ideas que nos enseñó Thomas Kuhn. Según el articulista, pues, la producción científica europea estaría sobrerrepresentada en la meseta de la ciencia normal e infrarrepresentada en sus mucho mucho más fructíferas fases previas.
Universidades privadas en España
Al autor de ¿Por qué hay tantas universidades privadas? le molesta que haya tantas universidades privadas en España. Dice que uno de los motivos de su popularidad es que ofrecen un camino fácil y sin complicaciones a conseguir un título oficial que permita ejercer.
Pero tiene un párrafo,
La universidad pública española es bastante buena en generar y transferir conocimiento. Eso, unido a que sus precios públicos son imbatibles y al importante número de becas —que hacen que el primer año sea prácticamente gratis— la convierte en una de las joyas del estado social y de derecho que consagra nuestra constitución. ¿Por qué entonces hay entonces tantas universidades privadas? Hay varias razones, pero la central es que la oferta de la pública se queda corta.
que podría escribirse mejor, algo así como
Las salchichas en la Unión Soviética tenían un precio imbatible, pero el país sufría graves problemas de suministro de tan apreciado bien. De igual manera y por los mismos motivos, el hecho de que los precios de las universidades públicos sean imbatibles acarrea la consecuencia necesaria de que la oferta de plazas se quede corta.
Una notable diferencia entre el sector privado y el público es que lo que para el primero el aumento de la demanda de lo que ofrece es una bendición en tanto que para el segundo supone un problema.
¿Vale para algo tu título universitario?
Trajo The Economist dos artículos recientemente sobre la cuestión, Is your master’s degree useless? y Was your degree really worth it? que se reume en un gran depende. Desde luego, para los que estudiaron lo que Jesús Alfaro denomina estudios Micky Mouse, la respuesta es un sonoro no.
El efecto positivo de la creencia en la movilidad social
Hay gente que niega que exista tal cosa como la movilidad social (al menos, en términos sistemáticos). Sin embargo, que los padres crean en ella, sea o no cierta, hace que apuesten más por la educación de sus hijos, según Parents’ Beliefs in the “American Dream” Affect Parental Investments in Children: Evidence from an Experiment. ¿Profecía autocumplida?