Una colección de noticias malamente entrehiladas por su relación con la moral

"¡Asco de turistas!", exclamó la turista en Menorca.

The Economist reseña un libro reciente que sostiene que el mundo de los libros ha devenido orwelliano y los editores están asustados de los libros. Pero, según Bigthink, que también trata el asunto, están más asustados de la democracia directa de Goodreads que de la encauzada institucionalmente del gobierno.

También glosa The Economist un estudio en el que a una serie de personas religiosas les suministraron setas mágicas.

Un artículo sobre la discriminación en términos de la belleza física. Dice que existe no tanto porque a la gente le parezca mal sino porque es menos detectable (y, supongo, además, que es mucho menos medible o, en la terminología de James C. Scott, mucho menos legible),

Joseph Heath escribe sobre la violencia y, sobre todo, su racionalización y justificación. Imprescindible.

Skinner hablando de la superviviencia de las culturas:

Pero si [la cultura] sigue considerando la libertad y la dignidad y no su propia supervivencia como su valor principal, es posible que otra cultura haga mayores contribuciones que ella hacia el futuro.

(No sé si había un error en el original o si es que no sé traducir las cosas: el remate de la frase anterior es bastante ortopédico porque me he aferrado a la literalidad del texto antes que cerrar la frase como entiendo que debería haber sido.)

Ahora que en tantos foros de ética se debate sobre la felicidad de los gambas, parece menos extemporáneo traer a colación que el cangrejo ibérico es en realidad una especie invasora introducida por Felipe II.

Una de las compañías que más bien han hecho a la humanidad, Google, multada por Bruselas con 2.950 millones de euros. ¿Alguien ha calculado alguna vez el excedente para el consumidor de la actividad de Google?

Robin Hanson escribe aquí sobre el casito que tenemos que hacerle a quienes se autoperciben como víctimas. Lo escribe bajito y con la boca torcida, yo creo que para que no quede demasiado claro y nadie le pueda reclamar luego vaya uno a saber qué.