¿Qué me cuenta Vd. de España? (y cuatro historias más)

I.

Dos artículos de Alberto Olmos en El Confidencial, ambos más profundos de lo que parece, y que recogen muy bien el sentir de estas páginas sobre el asunto:

El segundo principia con tres párrafos enmarcables:

Con los años uno ha entendido que existen numerosos instrumentos creados expresamente para manipular la realidad, y que atienden a nombres un tanto confusos, pues se presentan como “documental”, “biografía”, “reportaje” e incluso “Historia”. De niño, de adolescente, no lo veíamos así. Cuando un libro decía ser la biografía de Hitler, pensaba el párvulo que ese libro era todo verdad, pues de Hitler únicamente se podía hacer una biografía, ya que sólo había vivido una vida, y bastaba con poner negro sobre blanco su peripecia. En realidad, de Hitler se pueden hacer muchas biografías y todas distintas, y alguna hasta amantísima. Cuando algo nos cuenta la verdad, esto es, cuando dice no contener ni una gota de ficción, miente por completo. Esto es rarísimo, porque nos lleva a concluir, por el extremo opuesto, que una película de ficción acaso contenga más verdad que un documental inmaculado.

Yo hasta recuerdo cuándo vi la luz con el género cinematográfico del documental. Fue en el año 2000, con La espalda del mundo, de Fernando León de Aranoa. Recuerdo leer entrevistas donde el —por lo demás— estupendo director español decía haber escrito un guion para su documental, y luego haber ido a rodarlo. Esto me chocó, pues yo pensaba que ese “algo” primero vas a verlo y luego lo cuentas. Los documentales funcionan al revés.

Primero sabes lo que pasa en un sitio y luego vas allí a que te salga una película en la que aciertas en todo.

Del primero rescato (¡con mucha dificultad!)

Al final el gobierno tendría razón, porque el idioma es muy complicado.

y

Yo creo que a la guerra, a una real y desastrosa, se va solamente por los hijos. Con el enemigo a las puertas, los padres oirían en su sangre la llamada atávica de la protección y el sacrificio.

El problema es que en España hay más perros que niños, y los dueños de los perros descubrirían de pronto la diferencia entre tener un perro y tener un hijo: por un perro no te dejas fusilar.

II.

Tiene Tyler Cowen una charla muy interesante sobre el EA aquí que trata lo siguiente:

  • Aspectos del EA que le parecen positivos:
    • Que es un grupo que atrae a gente joven y con talento.
    • Que están repensando y mejorando la caridad/filantropía tradicional.
  • Diferencias con el utilitarismo:
    • El énfasis en los riesgos existenciales.
    • El énfasis en la legibilidad (i.e., la posibilidad de argumentar y razonar las decisiones).
    • La escalabilidad.
  • Semejanzas con el utilitarismo:
    • Énfasis en los aspectos filosóficos de la moral.
    • La imparcialidad: todos somos iguales, independientemente de cuándo (¿en qué siglo?) y dónde (¿en qué país?) estemos.
  • Otros asuntos tratados:
    • Cómo la imparcialidad es valiosa en el margen (deberíamos ser más imparciales, dado que todas nuestras instituciones ya son parciales por construcción), pero cómo no podemos descartarla enteramente.
    • Cómo el cálculo de la utilidad es imposible al alejarnos de situaciones que nos son familiares: podemos usarla para un análisis coste beneficio local, pero no tiene sentido para cómputos inter-especies o con respecto a futuros extravagantes.

III.

En el mismo vídeo, insiste Cowen varias veces en que la demografía es el destino. Es ilustrativo ver cómo lo usa como principio epistemológico para entender el presente y proyectar futuros.

IV.

Traduzco del resumen de Why Underachievers Dominate Secret Police Organizations: Evidence from Autocratic Argentina:

Los regímenes dictatoriales dependen de una policía secreta capaz. Sin embargo, existe evidencia anecdótica que caracteriza a los agentes como individuos intelectualmente mediocres. Para explicar esta paradoja, el artículo estudia los incentivos profesionales en las fuerzas policiales regulares. Los funcionarios con bajo rendimiento en organizaciones jerárquicas tienen pocas posibilidades de ascender o de ocupar posiciones lucrativas. Por lo tanto, los peores agentes tienen más predisposición a participar en operaciones parapoliciales.

La dictadura argentina es historia. Los mediocres siguen con nosotros. ¿Dónde se esconderán ahora?

V.

Quienes quieran profundizar acerca de la brecha cultural existente entre los de ciencias y los de letras, pueden leer Systems Explain STEM vs Culture Style, que abunda en la tesis central de The Two Cultures, un ensayo en el que, según la Wikipedia, se lee —¡nada menos!— lo siguiente:

Muchas veces he participado en reuniones de personas que, según las normas de la cultura tradicional, se consideran altamente educadas y que con considerable entusiasmo expresaban su incredulidad ante el analfabetismo de los científicos. Alguna vez me han provocado y les he preguntado cuántos de ellos podrían describir la Segunda Ley de la Termodinámica. Su respuesta ha sido siempre lacónica y negativa.

Sin embargo, estaba preguntando algo que es el equivalente científico de: ¿Han leído alguna obra de Shakespeare? Ahora creo que si me hubieran preguntado algo todavía más sencillo, como “¿Qué significa la masa o la aceleración?”, que es el equivalente científico de decir: “¿pueden leer?”, solo una de cada diez de estas personas habría sentido que estábamos hablando en el mismo idioma. A pesar de los grandes avances de la física moderna, la mayoría de los más inteligentes del mundo occidental tienen tan poco conocimiento de ella como los ancestros neolíticos.

El autor de la primera entrada profundiza en las diferencias entre ambos grupos y los encuentra centrados alrededor de lo sistémico y lo local, respectivamente. Lo sistémico es cuantificable, generalizable, medible, universal. Lo local es circunstancial, cualitativo, contingente, dialéctico.

Ambas son lecturas recomendadas.