¿Es "ganar sistemáticamente" una buena definición de "racionalismo"?
Antes de empezar, ¿qué es aquí “racionalismo”?
Aquí, por racionalismo no se entenderá lo que figura en los libros canónicos de filosofía (Descartes, etc.) sino la muy peculiar corriente de pensamiento representada por pensadores como Scott Alexander o Eliezer Yudkowsky y foros como LessWrong. El autor considera, además, que han adoptado impropiamente el nombre de racionalismo cuando se trata en gran medida de una mezcla de positivismo y empiricismo.
El lema o eslogan el racionalismo es el arte de ganar sistemáticamente se atribuye precisamente a a Yudkowsky y ha sido debatido hasta la saciedad en el círculo racionalista. El autor quiere aclarar que en lo que sigue, se esforzará por hacer una lectura caritativa del eslogan. Por supuesto que se pueden encontrar acepciones de ambos términos, “racionalismo” y “ganar (sistemáticamente)”, que invalidan absolutamente la cópula “es”: Miguel Induráin tendía a ganar sistemáticamente el Tour de Francia sin que nadie haya advertido jamás destello de inteligencia alguno en él.
¿Qué se entiende (y qué no) por “ganar”?
Un ejercicio de selección interesada y anticaritiativa de definiciones es la que se hace en Rationality !== Winning. En él se usa en ocasiones ganar como winning-at-life; que “copiar lo que hacen tus vecinos” o “trabajar duro” no son propiamente procedimientos “racionales” para ganar (¿por qué?); o que la racionalidad, en tanto que uno la está desarrollando y haciéndose con ella, no es una buena guía para la toma de decisiones y es necesario apoyarse en otros principios alternativos (¿cuáles? ¿con qué criterio?).
Hay que tener en cuenta que el escrito de Yudkowsky es de 2009, solo un año después del comienzo de la crisis económica secular. Generaciones más jóvenes ven con cierto resentimiento el término ganar porque lo interpretan más que las anteriores en términos de juegos de suma cero: para que alguien gane, otro tiene que perder. Que alguien aspire a ganar sistemáticamente lo hermana con antihéroes de la calaña de Gordon Gekko.
Así que en términos publicitarios o persuasivos, el eslogan ha perdido parte de la eficacia que sin duda le quiso atribuir Yudkowsky.
¿Cuál podría ser una acepción caritativa —y no solo caritativa: también útil— de ganar? Para construirla, hay que prestar atención a nuestras actividades diarias. Muchas de ellas tienen un impacto pequeño y las resolvemos automática, casi instintivamente (p.e., anudarse los zapatos). Otras tienen más trascendencia (como ocuparse de la higiene dental) pero las tenemos resueltas (más o menos racionalmente) desde tiempo atrás y tampoco paramos mientes en ellas. Sin embargo, a veces sí que tenemos que pararnos a tomar decisiones algo trascendentes (p.e., ¿qué vino compro para la fiesta del sábado?, ¿es mejor el Logitech M90 o el M100?, ¿estoy pagando mucho de electricidad con mi actual compañía eléctrica?), más trascendentes (p.e., ¿me voy de vacaciones este año?, ¿a dónde?) o muy trascendentes (p.e., ¿me largo de una vez de mi país y busco horizontes más amables?).
Son esos los casos en los que uno aspira, obviamente, a ganar, a no equivocarse, a maximizar la utilidad.
¿Qué se entiende por “sistemáticamente”?
Desde luego, no se puede acertar siempre. Los juegos en los que uno aspira a ganar están sujetos a incertidumbre. De ahí el que ganar venga cualificado como sistemáticamente. Como dicen los jugadores de poker, hay que prestar atención a la estrategia y no al resultado. Cuando el autor prestaba atención al fútbol siempre le llamaba la atención el hecho de que nunca jamás pareciera haber habido un solo equipo que habiendo jugado mejor hubiese acabado perdiendo. Sin embargo, en los hedge funds es habitual construir estrategias con probabilidades solo ligeramente por encima del 50% —propiamente, pequeñas esperanzas positivas— que, al ser iteradas, producen un beneficio acumulado neto sistemático, consecuencia de la ley de los grandes números.
De ahí la particular relevancia del adverbio sistemáticamente: dignifica el eslogan y lo eleva por encima del nivel de argumental que parece ser propio del aficionado al balompié promedio.
¿Qué se entiende por “racionalidad”?
En estos casos concretos se puede actuar de muchas maneras. Y lo que sugiere Yudkowsky es que si se actúa racionalmente se tenderá a acertar más que si uno recurre a heurísticas o prioris simplonas o, en el peor de los casos, a procedimientos irracionales, míticos o mágicos. Por supuesto que en este proceso hay que tener en cuenta el coste computacional del proceso racional y el tiempo que necesita, que convierten la racionalidad en abstracto en esa racionalidad acotada de la que tanto se habla. Adoptar justificadamente heurísticas bien probadas al modo de Gigerenzer podría ser considerado racional.
Todos sabemos que no se puede ser racional el 100% del tiempo. Cada día tenemos un presupuesto de racionalidad fijo y tenemos que asignarlo con cuidado a los problemas más importantes. Es racional asumir que no se puede ser racional todo el tiempo. Pero hay que recordar que el movimiento racionalista no es descriptivo (¡todos sabemos que no somos enteramente racionales!) sino más bien prescriptivo: es consciente de que en el mundo hay, si acaso, déficit de pensamiento racional y aboga por extender su uso.
Acuñar eslóganes resultones tales como el racionalismo es el arte de ganar sistemáticamente es una posible vía.