Mercados de predicciones: ¿sí o no?
Tiene Scott Alexander un promptuario de sobre mercados de apuestas en el que:
- Se declara partidario entusiasta de su uso.
- Explica por qué son útiles: p.e., un periodista, en lugar de decir que “se cree que pasará X” puede escribir “la probabilidad de que ocurra X es del Y% según tal mercado de apuestas”, enriqueciendo el debate público.
- Sostiene y justifica que funcionan mejor que las opiniones de los expertos.
- Sostiene y justifica que no pueden ser (fácilmente) manipulados (en la práctica).
- Plantea un análisis coste-beneficio más o menos implícito de de su uso.
- Critica agriamente el afán de los reguladores estadounidenses por prohibirlos.
- Explica, además, qué opciones existen para participar en ellos.
Por su lado, Nick Whitaker y J. Zachary Mazlish alegan:
- Los mercados de predicciones no han calado y se limitan fundamentalmente al ámbito de los deportes y las elecciones.
- El motivo no hay que buscarlo tanto en las prohibiciones y regulaciones como en la falta de interés de los participantes.
- Dividen a estos en tres grupos: ahorradores, jugadores y expertos.
- Argumentan que estos mercados no son atractivos para ninguno de ellos por tres motivos:
- son juegos de suma cero,
- frecuentemente, tienen horizontes temporales largos
- muchos de los temas que plantean son esotéricos
- Además, tampoco existe mucha demanda natural de contratos de mercado de predicción.
- Sostienen que los mercados se vuelven eficientes cuando son rentables.
- Carecen de la emoción que podría atraer a los jugadores que participan en ellos por diversión.
- Como consecuencia, tampoco atraen a los expertos que buscan lucrarse a costa del resto de los participantes en el mercado.
- Concluyen que es poco probable que los mercados de predicción crezcan significativamente sin subsidios.
Efectivamente, Scott Alexander considera reiteradamente las externalidades positivas que generean de los mercados de apuestas. Desafortunadamente, no existe un mecanismo sencillo para que los participantes capturen una cantidad suficiente de estos como para que les compense participar en ellos. En el fondo, están de acuerdo.
Coda: Personalmente, participo en Hypermind más como jugador que como experto. Lo cual me permite corroborar empíricamente la bondad de los argumentos de ambas partes.
Otra coda: En el artículo On the ethics of pollsters or journalists or political scientists betting on prediction markets se discute el fenómeno de los mercados de apuestas argumentando dos cosas: 1) su pequeña utilidad y 2) los problemas éticos que puede llegar a plantear participar en ellos. Para gustos, ¡colores!