Las cuatro reglas de Daniel Dennett sobre el debate y algunos asuntos más

Robin Hanson argumenta que de existir algo sagrado, tiene que ser la eficiencia. Resuenan ecos de aquel que decía que, históricamente, lo que las leyes han venido llamando justo ha sido, precisamente y en el fondo, lo económicamente eficiente.

The Economist nos invita a engañar a nuestra mente para crear nuevos hábitos y acabar con los malos. No es tan común la autoayuda en The Economist; pero, como se espera de dicha publicación, los consejos que da parecen sólidos.

El debate sobre si es racional o ético votar se ha trasladado ahora también parcialmente a la disposición a responder encuestas (particularmente, las electorales).

Un recordatorio —que nunca viene mal— sobre la importancia de dar importancia a verdad y su opuesto, el bullshit de Harry Frankfurt, etc. No obstante, hay que recordar también que la eficacia vence a la precisión (y la verdad).

Las cuatro reglas de Daniel Dennett sobre el debate:

  • Tratar de reproducir el argumento del adversario de manera clara y justa, aspirando a que este pueda decir: “no lo habría podido expresar mejor”.
  • Repasar las cosas en las que estás de acuerdo con él.
  • Repasar las cosas que has aprendido del adversario.
  • Y, solo entonces, comenzar a criticar o rebatir su posición.

Solo la gente que no pueda permitirse otra cosa —o a quien no asesoren correctamente— querrá estudiar en esta universidad. Por otro lado, ¿es tan malo que en sitios que no son ese en el que vives se disparen en el pie? ¿Deberíamos quejarnos de que compitan con nosotros muy mal?