Inversión "en valor" vs "indexada": una generalización

Esta entrada tiene dos partes. Una, la primera, dedicada a la tensión entre las llamadas inversión en valor e indexada en finanzas. Se presenta como motivación a otra, posterior, que la utiliza como analogía para extenderla a otros ámbitos.

Existen dos grandes estrategias de inversión: la inversión en valor y la indexada. La primera consiste en estudiar minuciosamente un pequeño grupo de compañías e invertir —o desinvertir— en ellas de acuerdo con su desempeño. Se trata de una estrategia trabajosa, tediosa y que solo los grandes especialistas pueden desempeñar correctamente.

La segunda es más sencilla: invertir en un gran número de compañías —o, más bien, seguir un índice—. Es una estrategia sencilla de implementar y barata. De hecho, fácilmente automatizable.

A pesar de las inagotables discusiones al respecto, en el largo plazo, ese en el que los teoremas económicos finalmente funcionan, no debería haber ventaja ni desventaja de una sobre otra. En el mercado —visto en sentido global, no de un actor en particular— son interdependientes y complementarias.

La inversión en valor funciona en tanto que muchos agentes invierten ciegamente —siguiendo estrategias indexadas— y no prestan atención a esas pequeñas oportunidades que afectan a empresas concretas. La inversión indexada funciona en tanto que la acción de los inversores en valor ajusta el precio de las acciones del mercado a su valor.

Si el número de inversores en valor es excesivo, la competencia en la búsqueda de oportunidades de inversión hará decrecer su rentabilidad por debajo de la de las inversiones indexadas y habrá un traspaso de capital que reequilibrará el mercado. De ocurrir el contrario, obtendrán unas rentabilidades tan elevadas que atraerán inversiones indexadas hasta que, de nuevo, se reequilibre el mercado.

[De ahí que el autor no esté de acuerdo con la afirmación de Cullen Roche en su libro —no particularmente recomendable— Pragmatic Capitalism de que el tiempo de la inversión en valor ha pasado y que toda la fruta al alcance de la mano ya ha sido recogida. Esa es una afirmación tal vez cierta —lo menos importante— pero, sin duda, sincrónica, referida tal vez al momento en la que el autor escribió el libro, pero que debería reajustarse de acuerdo con la discusión precedente.]

Sencillo.

Pero no solo en el campo de las inversiones financieras hay estrategias valor e indexadas. Se puede construir una analogía con muchas otras dimensiones de la vida cotidiana en las que hay que lidiar con la complejidad.

Es complejo, por ejemplo, determinar el precio adecuado de los espárragos o de los servicios de copia de seguridad en la nube. Muchos de nosotros somos compradores indexados: adquirimos productos a la mano y sin mirar demasiado el precio. Damos por hecho que los precios que pagamos por los productos son razonables.

Pero, ¿por qué lo son? Lo son gracias a los compradores valor, que se toman la molestia de investigar y comprar calidades y precio. De su labor y a través del mecanismo de los precios, nos beneficiamos todos los demás.

Los compradores valor logran ciertas ventajas: en promedio, consiguen mejores precios. Pero indirectamente, nos beneficiamos todos: sabemos que los precios de los bienes que han sufrido el escrutinio de los compradores valor no pueden estar enteramente desencaminados.

Podría seguir abundando en el asunto pero, apelando a la inteligencia de lector, dejo la discusión aquí.