Comunicación

Sobre cómo los LLMs mitigan el problema de la comunicación asíncrona

Esta entrada elabora en las ideas contenidas en el vídeo Don’t Trust Me, I’m an Influencer de Sabine Hossenfelder añadiéndole un pequeño comentario.

El vídeo discute los problemas inherentes a la comunicación —no solo la que ocurre entre los influencers y su público— y discute tres conceptos relevantes:

  • La falta de pistas no verbales en la comunicación en línea, que dificultan la interpretación.
  • La diferencia entre la comunicación síncrona y asíncrona y cómo la primera permite resolver dudas en tiempo real mientras que la segunda, no.
  • Las relaciones parasociales que se establecen entre los creadores y su audiencia y cómo a veces se pueden conducir a conflictos innecesarios en los que no merece la pena involucrarse.

¿Qué puedo añadir a lo anterior? Que los LLMs hoy en día desdibujan la diferencia entre la comunicación síncrona y asíncrona. Uno siempre puede interrumpir la visualización de un vídeo o la lectura de un pasaje que contienen conceptos que a uno se le escapan y pedirle aclaraciones a su experto de bolsillo.

La comunicación como problema de coordinación

El descriptivismo está de moda. El prescritivismo (o normativismo) se contempla con recelo.

El descriptivismo es entretenido. Puede considerarse una afición emparentada con la entomología o la filatelia. Consiste en coleccionar especímenes —cuanto más exóticos, mejor— y pincharlos sobre un corcho con un alfilerito. Tiene, por supuesto, una componente política y moral muy vecina de lo posmo. Pero no quiero abundar ahora en ella.

En esta entrada quiero romper una lanza en favor del prescritivismo desde un punto de vista inhabitual: el de la teoria de juegos. El estudio de la comunicación y el lenguaje se ha estudiado desde muchas perspectivas, pero una de las menos frecuentes es la económica.