"Claro es que la realidad posee dureza sobrada para resistir los embates de las ideas."
Así las gasta Ortega aquí.
Así las gasta Ortega aquí.
Recojo aquí, movido por interés principalmente (auto) mnemotécnico, una idea que expone Scott Alexander en We’re Not Platonists, We’ve Just Learned The Bitter Lesson.
En su argumentación, que no viene al caso, habla de cómo entender los conceptos, en qué consisten por ejemplo, la inteligencia, la fuerza, la valentía, etc.
(Y no sé hasta dónde se puede llegar con su argumento: todavía no he pensado la cuestión suficientemente como para tener claro si se puede extender a triángulo, Venus o gripe.)
Hoy quiero resumir el argumento fundamental de Trapped by Philosophy’s worst features más por su interés que por mi grado de acuerdo con él. También quiero establecer algunos paralelismos con otros asuntos más allá de lo que trata el artículo.
El texto trata de explicar el estado actual de la filosofía a partir del siguiente esquema:
Como consecuencia de lo anterior, el artículo sugiere desatender la influencia de los filósofos en el actual debate y evitar así los problemas que ciertos desatinos filosóficos están causando en diversas áreas como la política, la ética, la educación, etc.
En tanto que los mitos asumen el papel de interpretar el mundo, sus efectos pueden ser diversos. Hay mitos luminosos y esclarecedores. Hay mitos ambiguos o claroscuros. Y mitos oscurantistas y confusionarios.
Dicen que dijo G. Box:
All models are wrong, but some are useful.
¿NO vienen a decir, en el fondo, lo mismo?
Dos echan algo a suertes, a cara o cruz. Uno toma una moneda, la deposita sobre la palma de la mano, la empuja suavemente hacia arriba, la moneda asciende apenas dos centímetros y, sin llegar a rotar, cae otra vez sobre la palma en la misma posición de partida. Difícilmente podría aceptarse el resultado.
Uno querría ver la moneda trazar un arco suficiente y constatar que rota cierto número de veces en el aire. En definitiva, uno querría asegurarse que se rompe la influencia de las condiciones iniciales en las que fue lanzada en la moneda sobre el resultado final.
En una esquina, Ortega (y Gasset), con su aforismo yo soy yo y mi circunstancia (que no merece la pena desarrollar aquí).
En la otra, Rawls y su velo de ignorancia. Que es una antítesis del principio orteguiano y que viene a decir que solo despojándose de las circunstancias particulares —ignorándolas o situándose detrás de un velo que impida conocerlas— puede uno llegar a tomar decisiones justas.
Así las cosas, un somero repaso de la prensa nos enseña que Rawls apenas le aguanta dos asaltos a Ortega. Siempre acaba besando la lona.
Utilitarismo y paretianismo (no volveré a marcarlo en lo sucesivo) son dos criterios de aceptabilidad de una determinada medida. Pero nada mejor para entenderlos y compararlos que la siguiente gráfica (extraída de un libro de Joseph Heath que no viene al caso):
Creo que lo dice todo. Pero para que no haya lugar a dudas, lo que sigue.
El cuadrante que muestra la figura muestra potenciales estados del mundo. Sus coordenadas en los ejes X e Y muestran la utilidad de dicho estado para los jugadores 1 y 2. La situación actual está representada por el punto grueso (llámese $x_0$), que determina utilidades $U_1(x_0)$ y $U_2(x_0)$ para los jugadores 1 y 2.