¿Cambiará el "sentir" sobre el aborto cuando arrecie la crisis demográfica?

Hoy en día existen leyes permisivas —por calificarlas de alguna manera— con el aborto que reflejan el sentir popular actual sobre el asunto.

Pero es entretenido pensar cómo pudiera pendular dicho sentir en el momento en el que arrecie la crisis demográfica hacia la que nos encaminamos. Y, como consecuencia de ello, en qué dirección podría virar la legislación venidera.

El futuro va a ser, sin duda, entretenido.

Juicios estadísticos vs "clínicos" de nuevo

Aquí se habla de algo de cuya parte más relevante para lo que sigue, ChatGPT ha hecho el siguiente resumen:

La inteligencia artificial (IA) está revolucionando el campo de la penalística, especialmente en lo relacionado con la predicción del comportamiento delictivo. Esta capacidad predictiva de la IA se basa en el análisis de datos y el uso de algoritmos para formular pronósticos de validez en la prevención de conductas criminales. Sin embargo, es necesario tener precaución en su aplicación, ya que la configuración de los algoritmos puede estar influenciada por ideologías y generar resultados sesgados. Además, la utilización de la IA para fundamentar decisiones judiciales plantea interrogantes sobre la neutralidad del sistema y el respeto a los derechos fundamentales del ciudadano, como el derecho a la presunción de inocencia y a un juicio justo.

La selectividad es el dilema del prisionero a diecisiete bandas

Sí, la selectividad es el dilema del prisionero a diecisiete bandas. No hay mucho más que decir al respecto. Los incentivos determinan una matriz 17x17 muy obvia de premios y castigos. Los agentes —económicos, políticos, educativos, etc.—, hayan o no leído sobre Nash y demás, juegan lo que les conviene.

Visto de otra manera, es el estado incurriendo en los llamados fallos del mercado y, en particular, instigando una autoinfligida race to the bottom.

Incentivos en la cola

Una empresa, un agente económico, tiene delante un mercado y puede plantearse si tratar de satisfacer a la moda o a la cola. A CocaCola no le queda otro remedio que tratar de ser inmensamente popular y gustar a todos; sin embargo, Alfonso Mejía Hostelería S.L. puede plantearse abrir un restaurante de insectos: si en una ciudad de tres millones de habitantes existe un 0.1% interesado en la empanada de coleóptero, puede vivir lindamente.

Complejidad regulatoria: una visión desde el desarrollo de software

Existe una moda popular en ciertos sectores ideológicos que cosiste en evaluar los efectos sobre la actividad económica de la regulación al peso. Un ejemplo de ello puede verse aquí. Se trata de un estudio en cuyas conclusiones se dice (con mi subrayado):

Nuestro análisis econométrico apunta a un efecto negativo de la complejidad regulatoria por sector en la eficiencia económica. Por ejemplo, nuestras estimaciones muestran que cada norma adicional promulgada tiende a disminuir la participación del empleo en un 0,7 por ciento. Encontramos también evidencia de una reducción significativa de la intensidad de mano de obra y del capital y menores tasas de inversión, en respuesta a una regulación más voluminosa.

Lo que las micromuertes, microbodas, etc. nos enseñan sobre la suerte y el mérito

Micromuertes

Una micromuerte es una probabilidad de uno en un millón de morirse. Es un ínfimo e infame boleto de una lotería a la que todos jugamos. No es este el sitio para abundar en el concepto porque está sobrada y estupendamente hecho en otras partes, pero se lo recomiendo a todo aquel que haya tropezado aquí con él por primera vez.

La cuestión es que aunque todos tengamos una asignación de boletos por diversos motivos, hay quienes adquieren de manera más o menos voluntariamente otros adicionales al fumar, tener una vida sedentaria, practicar determinados deportes de riesgo, comportarse de manera poco recomendable, etc. Luego, la lotería puede o no tocar en un día determinado: eso es el azar. Pero es indudable que unos hacen más méritos que otros para el premio.

¿A quién beneficia realmente la regulación de la IA?

No merece abundar en la importancia actual y futura de la IA. No merece tampoco la pena hacer mención a la evidencia de que muchos dicen estar asustados por ella y que existen amplios movimientos abogando ya sea por su regulación. Además, en muchos casos, exigiendo una de esas regulaciones asimilables a la estrangulación.

Pero, ¿quiénes serían los máximos beneficiarios de un tal estado de las cosas? Evidentemente, los grandes actores: Google, Amazon, Microsoft y algunos otros pocos más.

¿Qué nos enseña la educación formal?

¿Qué cosa nos enseña realmente la educación formal? ¿Conocimientos objetivos? Sin duda, pero, ¿son realmente útiles en la carrera profesional de los más?

¿A pensar? Que es lo que se suele contraargumentar. El término técnico en inglés para aprender a pensar es transfer in learning y aunque sea un objetivo declarado de los programas educativos, no está para nada claro que se alcance de manera generalizada. Preguntado al respecto, el gran resumidor de información que es ChatGTP dice:

Un marco para entender caritativamente el terraplanismo y otras anomalías epistemológicas

La creencia en la mayor parte de las cosas de las que estoy convencido está basada en la confianza en terceras personas.

Así comienza el ensayo Minimal-trust investigations de Holden Karnofsky.

En él discute cómo investigar esas cosas en las que uno cree a través de la confianza en terceros —a través de un proceso que denomina investigaciones de confianza mínima— y sobre todo si merece la pena. La conclusión a la que llega es:

Sobre los límites de la acción del estado

Si ayer hablaba sobre la conveniencia de ampliar la acción del estado a ámbitos que parecen no importar demasiado, hoy, con esta noticia delante vuelvo a prestar atención a la otra frontera.

El artículo es una anécdota que ejemplifica una categoría entera. Trata de cómo AENA, una empresa pública semicotizada, ha fracasado en una serie de licitaciones por, precisamente, estar sujeta a la norma estatal —mucho más exigente que la mercantil— a la hora de subcontratar. No está claro ahora quién operará los duty free.

¿Debería el estado incentivar y promover las copias de seguridad?

Poca gente racional —aquí, racional significa algo así como sinceramente adscrita a la epistemología bayesiana— pone en duda el papel relevante del estado en la mitigación de los efectos de los fallos del mercado.

Uno de ellos —y del que se habla demasiado poco— tiene que ver con las copias de seguridad. Es evidente que:

  • La gente es mucho menos sistemática con ellas de lo que debiera.
  • Todos tendríamos mucho que ganar si ocurriese lo contrario.
  • Aunque hay muchas compañías y productos (algunos libres y gratuitos) para realizar copias de seguridad, ninguna en particular tiene incentivo para financiar una campaña promocionando las buenas prácticas en materia de preservación de la información.
  • En el fondo, el bien copia de seguridad es un bien público (en el sentido económico del término).
  • Las soluciones de copias de seguridad libres y gratuitas están infracapitalizadas.

Como consecuencia de todo lo anterior, estas páginas son de la opinión de que el estado debería actuar de oficio para fomentar el uso de las copias de seguridad y para mejorar la infraestructura necesaria para realizarlas. Sería dinero bien invertido.

"Diversidad" en la tecnología: un modelo hipotético

Hoy quiero comentar un modelo hipotético que podría explicar la evidencia anecdótica que se me muestra al examinar el asunto de la diversidad en el campo de la tecnología. No es un modelo que defienda ni deje de defender hasta poder contrastarlo —¿lo habrá hecho ya alguien?— con datos amplios y representativos y herramientas analíticas sólidas.

El modelo es, resumido, el siguiente:

  • Los proyectos de tecnología son iniciados —piénsese: en garajes— por individuos que, mirados en su conjunto, parecen tener una varianza mínima en las coordenadas que actualmente definen eso que llamamos diversidad.
  • El 99% de esos proyectos nunca despiertan el interés de terceros y pierden, incluso, el de sus incoadores.
  • El 99% del 1% restante tienen un éxito relativo y atraen el interés —¿de qué tipo?— de otros sujetos igualmente indiversos. Son aficionados que colaboran en el proyecto, sea como desarrolladores o usuarios, sin ninguna expectativa concreta; en particular, sin esperar ningún tipo de gratificación económica.
  • Pero detrás del 1% del 1% de los proyectos iniciales existe una recompensa pecuniaria: son adoptados por empresas y otras organizaciones, se organizan congresos, se expiden certificaciones, se mencionan en ofertas de trabajo. Y es entonces que sujetos diversos se autoperciben infrarrepresentados en ese particular proyecto y urden para obtener una representación en él.

Evidencia, como afirmo más arriba, solo anecdótica.

La dimensión cultural de la enfermedad mental

Esta entrada solo pretende recoger una pequeña idea contenida en una crítica del libro Crazy like us.

El libro, al parecer, trata sobre la gran variabilidad de las manifestaciones externas de las enfermedades mentales tanto en el espacio —entre diversos países o culturas— como en el tiempo —entre diversas épocas históricas—. Y también —y esto me resulta menos interesante— cómo la expansión de la cultura americana ha generado una homogeneización de los trastornos mentales.