¿A quién beneficia realmente la regulación de la IA?

No merece abundar en la importancia actual y futura de la IA. No merece tampoco la pena hacer mención a la evidencia de que muchos dicen estar asustados por ella y que existen amplios movimientos abogando ya sea por su regulación. Además, en muchos casos, exigiendo una de esas regulaciones asimilables a la estrangulación.

Pero, ¿quiénes serían los máximos beneficiarios de un tal estado de las cosas? Evidentemente, los grandes actores: Google, Amazon, Microsoft y algunos otros pocos más.

¿Qué nos enseña la educación formal?

¿Qué cosa nos enseña realmente la educación formal? ¿Conocimientos objetivos? Sin duda, pero, ¿son realmente útiles en la carrera profesional de los más?

¿A pensar? Que es lo que se suele contraargumentar. El término técnico en inglés para aprender a pensar es transfer in learning y aunque sea un objetivo declarado de los programas educativos, no está para nada claro que se alcance de manera generalizada. Preguntado al respecto, el gran resumidor de información que es ChatGTP dice:

Un marco para entender caritativamente el terraplanismo y otras anomalías epistemológicas

La creencia en la mayor parte de las cosas de las que estoy convencido está basada en la confianza en terceras personas.

Así comienza el ensayo Minimal-trust investigations de Holden Karnofsky.

En él discute cómo investigar esas cosas en las que uno cree a través de la confianza en terceros —a través de un proceso que denomina investigaciones de confianza mínima— y sobre todo si merece la pena. La conclusión a la que llega es:

Sobre los límites de la acción del estado

Si ayer hablaba sobre la conveniencia de ampliar la acción del estado a ámbitos que parecen no importar demasiado, hoy, con esta noticia delante vuelvo a prestar atención a la otra frontera.

El artículo es una anécdota que ejemplifica una categoría entera. Trata de cómo AENA, una empresa pública semicotizada, ha fracasado en una serie de licitaciones por, precisamente, estar sujeta a la norma estatal —mucho más exigente que la mercantil— a la hora de subcontratar. No está claro ahora quién operará los duty free.

¿Debería el estado incentivar y promover las copias de seguridad?

Poca gente racional —aquí, racional significa algo así como sinceramente adscrita a la epistemología bayesiana— pone en duda el papel relevante del estado en la mitigación de los efectos de los fallos del mercado.

Uno de ellos —y del que se habla demasiado poco— tiene que ver con las copias de seguridad. Es evidente que:

  • La gente es mucho menos sistemática con ellas de lo que debiera.
  • Todos tendríamos mucho que ganar si ocurriese lo contrario.
  • Aunque hay muchas compañías y productos (algunos libres y gratuitos) para realizar copias de seguridad, ninguna en particular tiene incentivo para financiar una campaña promocionando las buenas prácticas en materia de preservación de la información.
  • En el fondo, el bien copia de seguridad es un bien público (en el sentido económico del término).
  • Las soluciones de copias de seguridad libres y gratuitas están infracapitalizadas.

Como consecuencia de todo lo anterior, estas páginas son de la opinión de que el estado debería actuar de oficio para fomentar el uso de las copias de seguridad y para mejorar la infraestructura necesaria para realizarlas. Sería dinero bien invertido.

"Diversidad" en la tecnología: un modelo hipotético

Hoy quiero comentar un modelo hipotético que podría explicar la evidencia anecdótica que se me muestra al examinar el asunto de la diversidad en el campo de la tecnología. No es un modelo que defienda ni deje de defender hasta poder contrastarlo —¿lo habrá hecho ya alguien?— con datos amplios y representativos y herramientas analíticas sólidas.

El modelo es, resumido, el siguiente:

  • Los proyectos de tecnología son iniciados —piénsese: en garajes— por individuos que, mirados en su conjunto, parecen tener una varianza mínima en las coordenadas que actualmente definen eso que llamamos diversidad.
  • El 99% de esos proyectos nunca despiertan el interés de terceros y pierden, incluso, el de sus incoadores.
  • El 99% del 1% restante tienen un éxito relativo y atraen el interés —¿de qué tipo?— de otros sujetos igualmente indiversos. Son aficionados que colaboran en el proyecto, sea como desarrolladores o usuarios, sin ninguna expectativa concreta; en particular, sin esperar ningún tipo de gratificación económica.
  • Pero detrás del 1% del 1% de los proyectos iniciales existe una recompensa pecuniaria: son adoptados por empresas y otras organizaciones, se organizan congresos, se expiden certificaciones, se mencionan en ofertas de trabajo. Y es entonces que sujetos diversos se autoperciben infrarrepresentados en ese particular proyecto y urden para obtener una representación en él.

Evidencia, como afirmo más arriba, solo anecdótica.

La dimensión cultural de la enfermedad mental

Esta entrada solo pretende recoger una pequeña idea contenida en una crítica del libro Crazy like us.

El libro, al parecer, trata sobre la gran variabilidad de las manifestaciones externas de las enfermedades mentales tanto en el espacio —entre diversos países o culturas— como en el tiempo —entre diversas épocas históricas—. Y también —y esto me resulta menos interesante— cómo la expansión de la cultura americana ha generado una homogeneización de los trastornos mentales.

Colapso demográfico, colapso del capital humano

Huele a decadencia. Así terminaba la anterior entrada de este blog y así principia la de hoy.

Llevo tiempo siguiendo muy en diagonal, de reojo, la realidad, las noticias: solo traen ruido. Descontado, ruido no deja de tener su función y si respondemos a él correctamente el 51% de ls veces, caminaremos en una dirección no muy alejada de la conveniente.

Pero mi inapetencia por el chascarrillo cotidiano tiene mucho que ver con el hecho de que enmascara lo que entiendo que se ha convertido en la mayor amenaza para nuestras sociedades (y, particularísimamente, la española): el colapso demográfico y, especialmente, el colapso del capital humano.

Ferrovial se va a Holanda: lo que no he visto discutir

Para quién me lea desde lejos o mucho después: en estos días se ha sabido que Ferrovial, una de las principales empresas constructoras (y de gestión de infraestructuras, debería añadir) quiere mudarse a Holanda.

Se ha escrito mucho la respecto, pero he echado en falta dos cuestiones importantes.

Para ilustrarlos, es conveniente repasar los conceptos de pozo y barrera de potencial, ilustrados en el siguiente gráfico:

Pozo potencial

Una partícula preferirá situarse en el derecho que en el izquierdo. Pero, para pasar a él, necesita tener la suficiente energía como para sortear la llamada barrera de potencial.

Y libéranos de toda complejidad. Amén.

Una de las funciones menos publicitadas de los estados —y una de las que, por falta de énfasis y transparencia, menos eficazmente realizan— es la de liberarnos de un porcentaje sustancial de la complejidad del mundo.

El mundo es complejo y cada individuo tiene una capacidad limitada para evaluarla, procesarla y tomar las decisiones adecuadas. ¿Es pan realmente esto que contiene una barra? ¿Estará hueco por dentro este multímetro que me ofrecen? ¿Tendrá realmente 256 GB de memoria este pincho? ¿Es adecuado el programa lectivo de esta escuela para mis críos? ¿Contiene metales pesados la pintura de este juguete?

¿Es posible la igualdad en extremistán?

Hay quienes piensan que, ya que toca trabajar, no está mal hacer dinero con ello. O hacer lo suficiente trabajando lo mínimo. En definitiva, lograr más con menos esfuerzo. Quienes conozcan a personas movidas por tal principio oirán de ellas mencionar —entre otros, claro— el concepto de la escalabilidad. Es escalable aquello que una vez da servicio a una persona, puede darlo también a cien, mil o un millón por el mismo esfuerzo (o similar). Un matemático diría que el rendimiento es superlineal con respecto al esfuerzo.

Moral/economía nominal/real

La economía (como realidad) es dual, como el universo de Descartes. Hay una economía real (productos y servicios que se generan e intercambian) y una nominal (números que se apuntan y borran de una serie de libros contables).

La economía (como disciplina académica) estudia la economía real, estudia la economía nominal y estudia (como Descartes) la relación entre la una y la otra. Hay posturas para todos los gustos al respecto, pero es indudable que existen relaciones bidireccionales entre ambas.