Economía

¿Toda inmigración tiene efectos positivos sobre la economía?

[Aquí reproduzco un pequeño artículo que escribí, se conoce, en junio del 2018 para vaya a saber uno que fin, que he encontrado haciendo limpieza del disco duro y que reproduzco aquí por si a alguien le pudiera resultar de provecho.]

Existe una encomiable corriente dentro de la economía y la ciencia política modernas en favor de la toma de decisiones basadas en evidencias. Sus defensores sugieren la realización de experimentos piloto y la evaluación a posteriori de las distintas políticas para poder tomar las medidas correctoras adecuadas. En definitiva, proponen un sistema de prueba y error, en continua exploración y valoración de posibles alternativas en busca de la mejora continua.

Expertos no bayesianos

La versión pop del teorema de Bernstein-von Mises viene a decir que dos sujetos racionales que miran los mismos datos acabarán teniendo opiniones similares. Un poco más concretamente, que al acumularse la evidencia común, sus posterioris tenerán a converger independientemente de sus prioris de partida (de cumplir ciertas condiciones mínimas de regularidad).

En el debate de estos tiempos sobre el mercado eléctrico (y, más en general, el energético) observamos operar a ciertos sujetos —expertos— que estando expuestos a la misma y abundantísima evidencia —datos de producción, consumo, etc.— están anclados en posiciones diametralmente opuestas. Y que, además, tienden a coincidir con los intereses de las organizaciones que, mirando un poco, parece ser que los tienen en nómina.

Indicios de que "lo del cambio climático" es una tomadura de pelo

Vaya por delante que el autor de estas páginas no es lo que ha venido a denominarse un negacionista del cambio climático sino, más bien, un observador con cierto interés en lo que ocurre. Pero este observador tiene motivos para descontar el potencial efecto de eso en lo que, efectivamente, cree —aunque con diferencias de grado con respecto a muchos ortodoxos—.

Cuando hay una guerra o una hambruna, todos los recursos se dirigen de la manera más eficientemente posible a solucionar ese gran, casi único problema. Si el del cambio climático fuese un problema comparable, todos nuestros recursos irían dirigidos a mitigar sus causas y efectos.

Ciencias empíricas: una potencial deriva peligrosa

Hace un tiempo, escuché una conferencia de uno de los más conocidos y reconocidos economistas españoles en Youtube y habrá de perdonárseme ahora la pereza por ubicar en enlace. Lo relevante de la charla versaba sobre lo que me llevó a ella, el tratamiento —¿neotratamiento?— de la causalidad dentro de dicha disciplina. Pero lo relevante para la entrada de hoy fue el llamamiento a convertir la economía en una ciencia empírica.

Salvando. tal vez, al homo economicus

Lo del homo economicus siempre ha sido un mito. Pero léase (¡lease!) esto.

El mito/modelo del homo economicus se dio por bueno durante mucho tiempo. Pero hoy está, sorprendentemente, en cuestión; véase esto como ejemplo de e introducción a una extensa literatura fácilmente resumible.

Es sorprendente la irracionalidad del ser humano en lo relativo a la gestión económica de sus asuntos es conocida desde siempre: toda una industria, la publicidad, está construida sobre esa premisa. Retrotrayéndonos, solo ella justifica el éxito de los sofistas y la inquina que parecieron profesarles los caros Sócrates y Platón.

Sostener que "la ciencia respalda la energía nuclear" implica indirectamente que la economía no es una ciencia

Se expande por ahí la particular especie de que la ciencia —¿con mayúscula tal vez?— respalda el uso de la energía nuclear. Lo cual es solo parcial e interesadamente cierto.

Trolley problem

Las ciencias duras, por supuesto, no pueden dejar de indicar que la energía nuclear, tal cual se operacionaliza hoy, es segura, etc. (Aunque no se puede olvidar que el grado de seguridad bajo el que debiera operar una instalación nuclear no es una categoría que pertenezca y se pueda resolver en el seno de una ciencia dura: exige un análisis que la sobrepasa.)

Tres perspectivas sobre el asunto de la meritocracia

Retomo el debate sobre la meritocracia, que ya ha aparecido en estas páginas en un par de ocasiones previas menos por gusto que por necesidad. Desgraciadamente, existe hoy en día y, al menos, en la parte del globo que habito, un preocupante debate al respecto que nos obliga a reflexionar, posicionarnos y, por supuesto, en el ámbito de nuestra esfera privada y familiar actuar en consecuencia.

Lo que quiero dejar descritas hoy son tres posturas que he identificado acerca de la meritocracia. No quiero, de todos modos, negarme a pensar que pueda haber otras o que un par de las que considero no puedan considerarse variantes o, al menos, mutuamente compatibles. Las quiero denominar postura metafísica, cuantitativa y pragmática.

Ensayo de una definición de mérito con lejanas reminiscencias termodinámicas

Vuelvo al asunto del mérito (vs suerte), que ya traté en otra ocasión, y que habrá de servirme de apoyo en una entrada futura sobre el asunto. Porque pensando sobre ella he venido a darme cuenta de que no cuento con una definición satisfactoria de mérito en las coordenadas desde las que se escriben estas páginas.

Mérito se suele contraponer a la suerte, aunque sea implícitamente, como en el siguiente fragmento (extraído del enlace anterior):

Sobre los "nudges"

Recopilo aquí una serie de ideas sobre los llamados nudges —a veces traducidos al español como empujoncitos— que he recopilado de diversas fuentes.

En primer lugar, una definición tomada de On the Supposed Evidence for Libertarian Paternalism, según la cual, un nudge es:

Un conjunto de intervenciones para corregir los sesgos estables de las personas explotándolos para modificar sus decisiones hacia las que tomarían ellos mismos de ser racionales.

Esa definición es demasiado amplia y podría incluir, por ejemplo, el código de circulación. Lo que caracteriza a los nudges como intervenciones es que:

La cooperación, un arma de doble filo

De la cooperación (entre individuos) siempre suele predicarse en positivo. También de aquellas tecnologías que permiten resolver problemas de coordinación, aquellos que dificultan la cooperación entre los individuos. No está claro qué está ocurriendo cuando se procede de tal modo: ¿Se da por hecho que la cooperación es siempre positiva? ¿Se da implícitamente por conocido y sin necesidad de demostración que las oportunidades para una colaboración con un efecto positivo exceden las de una colaboración con un efecto negativo? ¿Otras?

Tras la invasión de Ucrania, ¿incrementar el gasto militar?

El gasto militar —hablo desde una prespectiva intra-OTAN, por supuesto— previo a la invasión rusa de Ucrania era el que era, entiendo, como combinación de dos (¿tres?) factores:

  1. La probabilidad de que los enemigos potenciales de la OTAN adoptasen políticas agresivas.
  2. La capacidad militar de dichos enemigos potenciales.
  3. (Obviamente, porque tampoco hay que chuparse el dedo, el cortoplacismo o no de los responsables políticos.)

En realidad, el primer factor es poco relevante: el gasto militar debería ser suficiente para cubrir la eventualidad de que, efectivamente, los enemigos potenciales de la OTAN hiciesen cosas como las que contemplamos en Ucrania estos días. Esto es consecuencia del recomendable instalarse en el peor de los escenarios posibles junto con el clásico si vis pacem

Indicios del repliegue de la globalización

La globalización está en repliegue. Nunca fue del gusto de determinados sectores ideológicos, pero trajo consigo años de bonanza económica que, qué duda cabe, acabaremos echando de menos.

Habría que hacer algún estudio cuantitativo al respecto, pero no cabe duda de el lenguaje de la soberanía económica, agrícola, energética, militar, tecnológica, etc., está de vuelta y lo hace con fuerza. (Un ejercicio recomendado es el de buscar en la prensa artículos con la etiqueta “globalización”, como los de El País o El Confidencial).

Utilitarismo vs "paretianismo": una descripción gráfica

Utilitarismo y paretianismo (no volveré a marcarlo en lo sucesivo) son dos criterios de aceptabilidad de una determinada medida. Pero nada mejor para entenderlos y compararlos que la siguiente gráfica (extraída de un libro de Joseph Heath que no viene al caso):

Trolley problem

Creo que lo dice todo. Pero para que no haya lugar a dudas, lo que sigue.

El cuadrante que muestra la figura muestra potenciales estados del mundo. Sus coordenadas en los ejes X e Y muestran la utilidad de dicho estado para los jugadores 1 y 2. La situación actual está representada por el punto grueso (llámese $x_0$), que determina utilidades $U_1(x_0)$ y $U_2(x_0)$ para los jugadores 1 y 2.