Epistemología

Acerca de la investigación DIY

En su vídeo Do your own research, but do it well Sabine Hossenfelder discute una serie de asuntos que ya he tratado por aquí, como cuando he escrito sobre el terraplanismo. Efectivamente, nos enfrentamos a dos problemas:

  • El principal es que mucha, demasiada gente cree cualquier cosa sin criterio alguno.
  • Uno algo menos acuciante es que alguna gente intenta investigar por su cuenta y no siempre lo hace bien.

Entre los segundos se encuentran, por ejemplo y como ya he discutido previamente, los terraplanistas. La característica más distintiva de los terraplanistas no es que crean que la tierra sea plana sino que aspiran a no creer en nada que no puedan demostrar fehacientemente por sí mismos. De hecho, algunos terraplanistas (véase aquí) han dejado de creer que la tierra es plana debido a la abrumadora evidencia en contra, pero insisten en seguir cuestionando verdades que no puedan ser demostradas con criterios distintos de los que caracterizan a la secta epistemológica. Es como quien pretende resolver problemas de geometría plana “de regla y compás” usando solo la regla: dejarán de dar por buenos un montón de resultados cuya demostración precise de ambos instrumentos.

Sobre cómo los LLMs mitigan el problema de la comunicación asíncrona

Esta entrada elabora en las ideas contenidas en el vídeo Don’t Trust Me, I’m an Influencer de Sabine Hossenfelder añadiéndole un pequeño comentario.

El vídeo discute los problemas inherentes a la comunicación —no solo la que ocurre entre los influencers y su público— y discute tres conceptos relevantes:

  • La falta de pistas no verbales en la comunicación en línea, que dificultan la interpretación.
  • La diferencia entre la comunicación síncrona y asíncrona y cómo la primera permite resolver dudas en tiempo real mientras que la segunda, no.
  • Las relaciones parasociales que se establecen entre los creadores y su audiencia y cómo a veces se pueden conducir a conflictos innecesarios en los que no merece la pena involucrarse.

¿Qué puedo añadir a lo anterior? Que los LLMs hoy en día desdibujan la diferencia entre la comunicación síncrona y asíncrona. Uno siempre puede interrumpir la visualización de un vídeo o la lectura de un pasaje que contienen conceptos que a uno se le escapan y pedirle aclaraciones a su experto de bolsillo.

Discursos contra discursos, anécdotas contra anécdotas

La relación entre anécdotas y discursos (o, en cierto modo, categorías) es problemática.

La gente no muy ilustrada (por ejemplo, porque tiene cinco años) tiene cierta tendencia a generalizar a partir de pequeñas evidencias circunstanciales. A veces acierta; otras, no.

Podría pensarse que, para ayudarlos, se podría recurrir a discursos, indicarles que aquello que ven es una mera excepción a una regla o discurso general que afirma otra cosa. Tengo la sospecha de que eso crea disonancias y, a la larga, desconfianza en las categorías. Por eso, además, las he querido denominar discursos en esta entrada.

Aprender equivocándose

Por motivos, he estado expuesto a las opiniones de múltiples expertos en áreas relacionadas con la tecnología que declaraban —en algunos casos, ufanándose— haber aprendido su oficio gracias a sus errores, es decir, probando y equivocándose reiteradamente hasta dar con la clave.

La pregunta que uno ha de hacerse es: ¿qué cosas se prestan a ser aprendidas por el procedimiento de la prueba y el error? ¿Las hay que no? Dejo su caracterización a la discreción del lector.

La inane danza de las abejas

Karl R. von Frisch descubrió lo que se llama la danza de las abejas: una abeja que descubre una fuente de polen desarrolla una sofisticada danza de vuelta en la colmena que permite a sus compañeras identificar la dirección y la distancia a la que se encuentra.

El problema es que la danza es totalmente inefectiva (al menos, en países como los nuestros). El motivo es el siguiente:

  • Las abejas evolucionaron en junglas del sur de Asia.
  • En la jungla, es útil poder navegar con precisión hacia las fuentes de polen.
  • En zonas como las que abundan en Europa (llanas, desprovistas de una masa forestal tupida), eso resulta mucho menos crítico: las fuentes de polen están mucho más dispersas y no están tan localizadas.
  • En consecuencia, el rendimiento de las abejas que siguen las indicaciones de la danza y el de las que no es indistinguible.

En definitiva, se trata de otra versión del cargo cult de Feynman, con sus mismas lecturas y aplicaciones.

Necesitamos entrenar y mejorar nuestros prejuicios

Participé recientemente en una reunión de un club de lectura racionalista en el que se discutieron los dos primeros capítulos del libro Superforecasting. El segundo discute, entre otras cosas, los sistemas 1 y 2 de pensamiento que popularizó Kahneman en su famoso libro Thinking, Fast and Slow.

El sistema 1 tiene bastante mala prensa: es rápido, intuitivo, irreflexivo. En una lectura superficial de los dos libros anteriores, parecería que existe una recomendación explícita de tratar de evitar razonamientos y decisiones basadas en el sistema 1 y hacer un esfuerzo permanente por activar el sistema 2. Sin embargo, esta recomendación tiene las patas cortas; por su propia naturaleza, el sistema 2 no puede ser activado tan a menudo como sería deseable: es lento, consume mucha energía y produce fatiga. Estamos abocados a recurrir al sistema 1: no podemos reemplazarlo.

Sobre los otros terraplanismos

Del terraplanismo ya se ha hablado aquí. Uno de los aspectos más importantes del terraplanismo es que se trata de un folclore intrascendente. Los terraplanistas pueden hacer su vida con absoluta normalidad y no causan mayor perjuicio ni para sí ni para los demás.

Sin embargo, existen muchas otras ideas que, siendo igualmente falsas, son perjudiciales tanto para quien las sostiene como para la sociedad que contiene dichas mentes iluminadas. Pero, por algún motivo, vuelan por debajo del radar del reproche intelectual y social.

La ciencia como "confianza verificada"

Science as Verified Trust arranca así:

Parece existir una enorme confusión acerca del papel de la confianza en la ciencia y la academia. Ingenieros como Bill Nye y propagandistas políticos no dejan de decirnos “¡Confiad en la ciencia!”. Pero, por otra parte, los racionalistas […] blanden el lema de la Real Academia, nullius in verba (No confíes en la palabra de nadie) como una espada. Creo que ambos bandos entienden incorrectamente el funcionamiento de la ciencia y la academia.

Sobre la historia de las disciplinas (y su aprendizaje)

  • Recientemente, me he visto obligado a familiarizarme ex nihilo con ciertos conceptos técnicos.
  • El texto propuesto para aprenderlos era igualmente técnico: una secuencia de proposiciones, demostraciones y ejemplos.
  • No ha habido forma de avanzar significativamente en el material hasta que no he indagado en el desarrollo histórico del asunto.
  • A partir de entonces, ¡claridad absoluta!

(Por si a alguien le sirve de algo.)

Modelos mentales

I.

Porfirio es conocido por su análsis del género y la especie. Un gato es un mamífero (género común) con ciertas características propias (diferencia específica). Esa manera de definir términos, de hecho, procede de él.

Pero no he visto aplicar el binomio género-especie al mundo de la epistemología, siendo tan patentes los paralelismos. El género vendría a ser una idea del mundo preconcebida y genérica, una priori. La especie, esa adecuación de lo general a lo particular, resultado de algún tipo de argumento bayesiano.

¿Acierta (y dónde) la futurología?

Existe un debate sobre cuánto y cómo acertaron las predicciones que se hicieron en décadas pasadas —léase, Asimov, etc.— sobre el mundo de hoy en día. Uno puede leer, por ejemplo, The Track Record of Futurists Seems … Fine, donde se defiende su éxito relativo. J. Storrs Hall tiene un libro, Where Is My Flying Car?: A Memoir of Future Past en el que se examina la cuestión más extensa y sistemáticamente y se llega a una conclusión similar, pero en la que se adivina un patrón que ayuda a distinguir las predicciones que llegaron a materializarse y las que no —así como las que quedaron muy cortas—: su dependencia en el uso de energía.

¿Podemos fiarnos de la opinión de los "expertos"? Una generalización del principio de Goodhart

Trajo Scott Alexander una entrada en su blog, WebMD, And The Tragedy Of Legible Expertise que resumo y reinterpreto hoy y que, de paso, invito a consultar por lo relevantes que son los ejemplos y casos de aplicación que discute pero que aquí omito.

En el fondo, trata sobre el grado de fiabilidad de la opinión de los expertos y, en particular, los expertos oficialmente designados como tales (p.e., las autoridades sanitarias como Fernando Simón en su día). Viene a describir una variación de la llamada ley de Goodhart, cuya formulación original,

Un modelo mental para el concepto: "buscar la verdad"

Aquí va un modelo sobre cómo pensar sobre la verdad y la búsqueda de la verdad. Que, además, puede extenderse a otras ideas como la justicia, etc.

Estás en una ciudad desconocida y tienes una misión: ir hacia el norte. No tienes mapa, no conoces el idioma de los habitantes, etc. Solo tratas de moverte en esa dirección. Puedes usar la ubicación del sol, tratar de hacerte entender con alguien, recurrir a tu conocimiento sobre la orografía del terreno, etc. Norte es un concepto abstracto: sabes más o menos dónde queda y además, en qué direcciones es imposible que quede.