Ciencia

Notas (38): Conocimiento y epistemología

El tsunami de confusión de Kōhei Saitō: Joseph Heath critica el —aparentemente muy popular— trabajo de Kōhei Saitō. Sobre todo se lamenta de cómo las malas ideas no dejan de volver una y otra vez por mucho que se escriba denunciándolas.

Cómo la IA dividirá a los mejores de los demás: Según el artículo, la IA ampliará las desigualdades: quienes tengan más habilidades, criterio y capacidad para trabajar junto a la IA serán los más beneficiados, mientras que los trabajadores menos calificados sufrirán los efectos de la automatización.

Economía y ecología: tan parecidas, tan diferentes

Ecología y economía son dos disciplinas que se parecen en muchos aspectos:

  • Estudian fenómenos complejos plagados de relaciones no lineales.
  • En los sistemas que estudian hay agentes que maximizan ciertas funciones y están sujetos a restricciones presupuestarias.
  • La noción de equilibrio juega un papel fundamental en ambas disciplinas.
  • Están condicionadas por los conceptos análogos de cultura y etología.

Sin embargo, operan sobre fundamentos ideológicos distintos:

  • La economía propone y estudia todo tipo de intervenciones en el sistema.
  • La ecología las aborrece.

Curioso, ¿no?

Un par de notas sobre el mercado de la vivienda y algunos asuntos más

Se queja el articulista en estos términos: ¿Transición verde? Olvídenlo. La nueva obsesión europea es crecer, crecer y crecer. La foto que ilustra el artículo es de Ursula von der Leyen. ¿La misma que participó apenas un par de años atrás en una conferencia en el Parlamento Europeo sobre decrecimiento?

En La masacre silenciosa de los autónomos de España describe Alberto Olmos la cada vez más precaria situación de muchos autónomos en España. El artículo ronda alrededor de aquella colbertiana idea de que el arte de la tributación consiste en desplumar la oca para obtener la mayor cantidad de plumas con la menor cantidad de siseos.

Unas cuantas notas sobre la universidad y el aprendizaje

Habida cuenta del fracaso de la universidad española que glosa Javier Jorrín en El Confidencial, Antonio Cabrales sugiere en NadaEsGratis un pacto fáustico:

El pacto consiste simplemente en ofrecer mejoras presupuestarias condicionadas a que todo (o una parte muy importante de) el presupuesto dependa de la calidad de los servicios que provee la universidad.

Que haya que plantearlo en esos términos dice mucho sobre lo que puede estar ocurriendo actualmente en esas beneméritas instituciones. Dos visiones alternativas sobre el asunto se ofrecen en este otro artículo en el que se discute, además, el papel que está jugando la educación privada.

La ciencia como "confianza verificada"

Science as Verified Trust arranca así:

Parece existir una enorme confusión acerca del papel de la confianza en la ciencia y la academia. Ingenieros como Bill Nye y propagandistas políticos no dejan de decirnos “¡Confiad en la ciencia!”. Pero, por otra parte, los racionalistas […] blanden el lema de la Real Academia, nullius in verba (No confíes en la palabra de nadie) como una espada. Creo que ambos bandos entienden incorrectamente el funcionamiento de la ciencia y la academia.

Fragmentos cortos sobre ciencia, poder y derecho

I.

Sabine Hossenfelder explica por qué abandonó la academia en este vídeo. Merece especial atención el contraste entre la visión externa e idealizada del proceso de la investigación científica con el interno e institucional. Me hizo recordar ideas de Gustavo Bueno o Bruno Latour.

Dos comentarios adicionales:

  • El vídeo está especialmente recomendado para la chavalada, siempre tan inclinada hacia la interpretación romántica de la cosa.
  • Si eso sucede en física, ¿qué no en economía o sociología?

II.

El esquema es sl siguiente:

El problema de las soluciones sin problema (y II)

La entrada homónima de la semana pasada ha devenido serie tras leer Is Science a Public Good?, que ChatGPT y yo resumimos así:

  • La ciencia se considera a menudo un bien público, pero su difusión y uso en la economía es problemática: las ideas no siempre son fácil ni directamente utilizables y cuesta que sean absorbidas por las empresas.
  • El debate sobre si la ciencia es un bien público tiene importantes implicaciones políticas:
    • Si la ciencia es un bien público, los subsidios a las universidades son cruciales para estimular la I+D y el crecimiento económico.
    • Por el contrario, si el beneficio de las ideas está estrechamente ligada a su aplicación, un exceso de financiación pública en la investigación universitaria podría obstaculizar el crecimiento económico. En particular, que los científicos trabajen en las universidades en lugar de en las empresas afectar a la productividad.
  • La expansión de las universidades y la ciencia gubernamental ha coincidido con una desaceleración de la productividad. La evidencia empírica sugiere que los motivos son:
    • El movimiento de talento fuera de las empresas hacia las universidades.
    • La reducción de la capacidad de las empresas para generar ideas y adoptar innovaciones académicas.

El vínculo con la entrada anterior es evidente: mucha de la investigación pública produce soluciones, cantidades industriales de ellas. Solo que da la impresión de que no se tiene muy claro de qué problemas reales.

Un modelo mental para el concepto: "buscar la verdad"

Aquí va un modelo sobre cómo pensar sobre la verdad y la búsqueda de la verdad. Que, además, puede extenderse a otras ideas como la justicia, etc.

Estás en una ciudad desconocida y tienes una misión: ir hacia el norte. No tienes mapa, no conoces el idioma de los habitantes, etc. Solo tratas de moverte en esa dirección. Puedes usar la ubicación del sol, tratar de hacerte entender con alguien, recurrir a tu conocimiento sobre la orografía del terreno, etc. Norte es un concepto abstracto: sabes más o menos dónde queda y además, en qué direcciones es imposible que quede.

Más sobre el terraplanismo

Hay cosas que están en escala humana. Para entender las cosas en escala humana no hace falta sino un poquitín de sentido común. No tienen mucho misterio.

Las ciencias estudian objetos y fenómenos que no están en escala humana: bacterias, planetas, sociedades, etc. Lo hacen creando herramientas y dispositivos que reescalan esos fenómenos a nuestra propia medida. El bosón de Higgs es minúsculo, pero para probar su existencia se hizo pública esta imagen:

Un marco para entender caritativamente el terraplanismo y otras anomalías epistemológicas

La creencia en la mayor parte de las cosas de las que estoy convencido está basada en la confianza en terceras personas.

Así comienza el ensayo Minimal-trust investigations de Holden Karnofsky.

En él discute cómo investigar esas cosas en las que uno cree a través de la confianza en terceros —a través de un proceso que denomina investigaciones de confianza mínima— y sobre todo si merece la pena. La conclusión a la que llega es:

Ciencia y mentiras piadosas

En una entrada del blog de Andrew Gelman (que habla de un problema más concreto, pero que puede extenderse a otras áreas de la ciencia), se lee, con mi traducción:

[L]a divulgación de resultados médicos tiene frecuentemente dos objetivos en conflicto: 1) dar a conocer el hecho científico y 2) fomentar el comportamiento saludable, y estos objetivos pueden no estar alineados.

En medicina, claro. ¿Y en cuántas áreas más? ¿En qué grado hay que descontar las verdades científicas que nos cuentan?

Ciencias empíricas: una potencial deriva peligrosa

Hace un tiempo, escuché una conferencia de uno de los más conocidos y reconocidos economistas españoles en Youtube y habrá de perdonárseme ahora la pereza por ubicar en enlace. Lo relevante de la charla versaba sobre lo que me llevó a ella, el tratamiento —¿neotratamiento?— de la causalidad dentro de dicha disciplina. Pero lo relevante para la entrada de hoy fue el llamamiento a convertir la economía en una ciencia empírica.

El colapso de las expectativas sobre la ciencia y la técnica

Esta han coincidido dos eventos relacionados: por un lado, hemos conocido cuál es la visión de la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País a Largo Plazo para el año 2050 y, por el otro, haciendo limpieza de libros que ya nunca leeré, he tropezado con Reportaje desde el siglo XXI, de Vasilíev y Gúschev, que compré en junio del 95 según mi ex-libris de entonces, que había sido editado por Alianza editorial en 1971 a partir del original ruso de, se conoce, 1959.