Eficiencia

Las cuatro reglas de Daniel Dennett sobre el debate y algunos asuntos más

Robin Hanson argumenta que de existir algo sagrado, tiene que ser la eficiencia. Resuenan ecos de aquel que decía que, históricamente, lo que las leyes han venido llamando justo ha sido, precisamente y en el fondo, lo económicamente eficiente.

The Economist nos invita a engañar a nuestra mente para crear nuevos hábitos y acabar con los malos. No es tan común la autoayuda en The Economist; pero, como se espera de dicha publicación, los consejos que da parecen sólidos.

Dos cosas que el sector público hace mal

El sector público ha asumido muchas tareas. Se percibe a menudo como ineficiente y según Joseph Heath (en el libro que comenté aquí), uno de los motivos es que asume tareas en las que es muy difícil operar eficientemente. Aún así, el sector público, con el apoyo de una parte sustancial de la ciudadanía, está incentivado a ampliar su ámbito de intervención (function creep, lo llaman en inglés). Así que no está mal recordar de vez en cuando algunas cosas que hace mal.

Lo justo y lo eficiente

La entrada de hoy quiere dejar constancia de una subidea potencialmente poderosa extraída de A Positive Account of Property Rights (o, más propiamente, una observación empírica): suele haber una concordancia entre lo que es justo y lo que es eficiente.

Obviamente, lo que es justo quiere indicar lo que en una determinada sociedad y momento histórico se considera justo (o bueno, o conveniente, o,…). Así, justo no se refiere exclusivamente al derecho, aunque se solape con él.