Epistemología

Acerca de la investigación DIY

En su vídeo Do your own research, but do it well Sabine Hossenfelder discute una serie de asuntos que ya he tratado por aquí, como cuando he escrito sobre el terraplanismo. Efectivamente, nos enfrentamos a dos problemas:

  • El principal es que mucha, demasiada gente cree cualquier cosa sin criterio alguno.
  • Uno algo menos acuciante es que alguna gente intenta investigar por su cuenta y no siempre lo hace bien.

Entre los segundos se encuentran, por ejemplo y como ya he discutido previamente, los terraplanistas. La característica más distintiva de los terraplanistas no es que crean que la tierra sea plana sino que aspiran a no creer en nada que no puedan demostrar fehacientemente por sí mismos. De hecho, algunos terraplanistas (véase aquí) han dejado de creer que la tierra es plana debido a la abrumadora evidencia en contra, pero insisten en seguir cuestionando verdades que no puedan ser demostradas con criterios distintos de los que caracterizan a la secta epistemológica. Es como quien pretende resolver problemas de geometría plana “de regla y compás” usando solo la regla: dejarán de dar por buenos un montón de resultados cuya demostración precise de ambos instrumentos.

Sobre cómo los LLMs mitigan el problema de la comunicación asíncrona

Esta entrada elabora en las ideas contenidas en el vídeo Don’t Trust Me, I’m an Influencer de Sabine Hossenfelder añadiéndole un pequeño comentario.

El vídeo discute los problemas inherentes a la comunicación —no solo la que ocurre entre los influencers y su público— y discute tres conceptos relevantes:

  • La falta de pistas no verbales en la comunicación en línea, que dificultan la interpretación.
  • La diferencia entre la comunicación síncrona y asíncrona y cómo la primera permite resolver dudas en tiempo real mientras que la segunda, no.
  • Las relaciones parasociales que se establecen entre los creadores y su audiencia y cómo a veces se pueden conducir a conflictos innecesarios en los que no merece la pena involucrarse.

¿Qué puedo añadir a lo anterior? Que los LLMs hoy en día desdibujan la diferencia entre la comunicación síncrona y asíncrona. Uno siempre puede interrumpir la visualización de un vídeo o la lectura de un pasaje que contienen conceptos que a uno se le escapan y pedirle aclaraciones a su experto de bolsillo.

Sobre la desconfianza en los expertos y los medios tradicionales (y algunas cosas más)

Los detalles son resistentes al riesgo, nos viene a decir Robin Hanson en esta brevísima entrada suya. Cuando la arco argumental está ya trazado, la única libertad que tienen los agentes independientes es en lo accesorio, en lo secundario, en lo ornamental.

Según Adam Hunt, la siquiatría está huérfana de sustrato teórico y argumenta a favor de una relativamente novedosa: la siquiatría evolutiva. Permite, al menos, crear relatos sobre por qué existen las patologías siquiátricas en lugar de, simplemente, no existir. Menos claro queda en el artículo cómo tratarlas: gajes de las teorías evolutivas.

Discursos contra discursos, anécdotas contra anécdotas

La relación entre anécdotas y discursos (o, en cierto modo, categorías) es problemática.

La gente no muy ilustrada (por ejemplo, porque tiene cinco años) tiene cierta tendencia a generalizar a partir de pequeñas evidencias circunstanciales. A veces acierta; otras, no.

Podría pensarse que, para ayudarlos, se podría recurrir a discursos, indicarles que aquello que ven es una mera excepción a una regla o discurso general que afirma otra cosa. Tengo la sospecha de que eso crea disonancias y, a la larga, desconfianza en las categorías. Por eso, además, las he querido denominar discursos en esta entrada.

Unos cuantos enlaces sobre la universidad, la educación, la superinteligencia y el conocimiento

En una universidad suceden muchas cosas a la vez. Hay quienes sostienen que eso es positivo, que es bueno, por ejemplo, que haya gente que investigue y que, al tiempo, dé clases a los estudiantes. Otros, sin embargo, (véase Unbundling the University) creen que esa yuxtaposición de funciones detrae valor y aboga por desatar ese haz de funciones y asignarlas a instituciones que, como en la filosofía UNIX, hagan una única cosa pero que la hagan bien.

La inane danza de las abejas

Karl R. von Frisch descubrió lo que se llama la danza de las abejas: una abeja que descubre una fuente de polen desarrolla una sofisticada danza de vuelta en la colmena que permite a sus compañeras identificar la dirección y la distancia a la que se encuentra.

El problema es que la danza es totalmente inefectiva (al menos, en países como los nuestros). El motivo es el siguiente:

  • Las abejas evolucionaron en junglas del sur de Asia.
  • En la jungla, es útil poder navegar con precisión hacia las fuentes de polen.
  • En zonas como las que abundan en Europa (llanas, desprovistas de una masa forestal tupida), eso resulta mucho menos crítico: las fuentes de polen están mucho más dispersas y no están tan localizadas.
  • En consecuencia, el rendimiento de las abejas que siguen las indicaciones de la danza y el de las que no es indistinguible.

En definitiva, se trata de otra versión del cargo cult de Feynman, con sus mismas lecturas y aplicaciones.

Necesitamos entrenar y mejorar nuestros prejuicios

Participé recientemente en una reunión de un club de lectura racionalista en el que se discutieron los dos primeros capítulos del libro Superforecasting. El segundo discute, entre otras cosas, los sistemas 1 y 2 de pensamiento que popularizó Kahneman en su famoso libro Thinking, Fast and Slow.

El sistema 1 tiene bastante mala prensa: es rápido, intuitivo, irreflexivo. En una lectura superficial de los dos libros anteriores, parecería que existe una recomendación explícita de tratar de evitar razonamientos y decisiones basadas en el sistema 1 y hacer un esfuerzo permanente por activar el sistema 2. Sin embargo, esta recomendación tiene las patas cortas; por su propia naturaleza, el sistema 2 no puede ser activado tan a menudo como sería deseable: es lento, consume mucha energía y produce fatiga. Estamos abocados a recurrir al sistema 1: no podemos reemplazarlo.

Mercados de predicciones: ¿sí o no?

Tiene Scott Alexander un promptuario de sobre mercados de apuestas en el que:

  • Se declara partidario entusiasta de su uso.
  • Explica por qué son útiles: p.e., un periodista, en lugar de decir que “se cree que pasará X” puede escribir “la probabilidad de que ocurra X es del Y% según tal mercado de apuestas”, enriqueciendo el debate público.
  • Sostiene y justifica que funcionan mejor que las opiniones de los expertos.
  • Sostiene y justifica que no pueden ser (fácilmente) manipulados (en la práctica).
  • Plantea un análisis coste-beneficio más o menos implícito de de su uso.
  • Critica agriamente el afán de los reguladores estadounidenses por prohibirlos.
  • Explica, además, qué opciones existen para participar en ellos.

Por su lado, Nick Whitaker y J. Zachary Mazlish alegan:

La ciencia como "confianza verificada"

Science as Verified Trust arranca así:

Parece existir una enorme confusión acerca del papel de la confianza en la ciencia y la academia. Ingenieros como Bill Nye y propagandistas políticos no dejan de decirnos “¡Confiad en la ciencia!”. Pero, por otra parte, los racionalistas […] blanden el lema de la Real Academia, nullius in verba (No confíes en la palabra de nadie) como una espada. Creo que ambos bandos entienden incorrectamente el funcionamiento de la ciencia y la academia.

La historia, según Alberto Olmos

Cito a Alberto Olmos de aquí:

Con los años uno ha entendido que existen numerosos instrumentos creados expresamente para manipular la realidad, y que atienden a nombres un tanto confusos, pues se presentan como documental, biografía, reportaje e incluso Historia. De niño, de adolescente, no lo veíamos así. Cuando un libro decía ser la biografía de Hitler, pensaba el párvulo que ese libro era todo verdad, pues de Hitler únicamente se podía hacer una biografía, ya que sólo había vivido una vida, y bastaba con poner negro sobre blanco su peripecia. En realidad, de Hitler se pueden hacer muchas biografías y todas distintas, y alguna hasta amantísima. Cuando algo nos cuenta la verdad, esto es, cuando dice no contener ni una gota de ficción, miente por completo. Esto es rarísimo, porque nos lleva a concluir, por el extremo opuesto, que una película de ficción acaso contenga más verdad que un documental inmaculado.

Sobre la historia de las disciplinas (y su aprendizaje)

  • Recientemente, me he visto obligado a familiarizarme ex nihilo con ciertos conceptos técnicos.
  • El texto propuesto para aprenderlos era igualmente técnico: una secuencia de proposiciones, demostraciones y ejemplos.
  • No ha habido forma de avanzar significativamente en el material hasta que no he indagado en el desarrollo histórico del asunto.
  • A partir de entonces, ¡claridad absoluta!

(Por si a alguien le sirve de algo.)

¿Acierta (y dónde) la futurología?

Existe un debate sobre cuánto y cómo acertaron las predicciones que se hicieron en décadas pasadas —léase, Asimov, etc.— sobre el mundo de hoy en día. Uno puede leer, por ejemplo, The Track Record of Futurists Seems … Fine, donde se defiende su éxito relativo. J. Storrs Hall tiene un libro, Where Is My Flying Car?: A Memoir of Future Past en el que se examina la cuestión más extensa y sistemáticamente y se llega a una conclusión similar, pero en la que se adivina un patrón que ayuda a distinguir las predicciones que llegaron a materializarse y las que no —así como las que quedaron muy cortas—: su dependencia en el uso de energía.

Tiene que ser muy barato comprar la opiníón de los medios de comunicación, así que...

Hace años tuve ocasión de hablar con una señora de ya cierta edad que me contaba cómo uno de sus primeros trabajos, en la época de la transición, había consistido en emitir cheques con los que el gobierno de España pagaba a articulistas extranjeros cuyas piezas convenían resultaban convenientes a sus intereses. Desde entonces he permanecido alerta a indicios de que lo que leo en la sección internacional —particularmente en ella— pueda ser un publirreportaje de parte.