Política

La selectividad es el dilema del prisionero a diecisiete bandas

Sí, la selectividad es el dilema del prisionero a diecisiete bandas. No hay mucho más que decir al respecto. Los incentivos determinan una matriz 17x17 muy obvia de premios y castigos. Los agentes —económicos, políticos, educativos, etc.—, hayan o no leído sobre Nash y demás, juegan lo que les conviene.

Visto de otra manera, es el estado incurriendo en los llamados fallos del mercado y, en particular, instigando una autoinfligida race to the bottom.

Incentivos en la cola

Una empresa, un agente económico, tiene delante un mercado y puede plantearse si tratar de satisfacer a la moda o a la cola. A CocaCola no le queda otro remedio que tratar de ser inmensamente popular y gustar a todos; sin embargo, Alfonso Mejía Hostelería S.L. puede plantearse abrir un restaurante de insectos: si en una ciudad de tres millones de habitantes existe un 0.1% interesado en la empanada de coleóptero, puede vivir lindamente.

Complejidad regulatoria: una visión desde el desarrollo de software

Existe una moda popular en ciertos sectores ideológicos que cosiste en evaluar los efectos sobre la actividad económica de la regulación al peso. Un ejemplo de ello puede verse aquí. Se trata de un estudio en cuyas conclusiones se dice (con mi subrayado):

Nuestro análisis econométrico apunta a un efecto negativo de la complejidad regulatoria por sector en la eficiencia económica. Por ejemplo, nuestras estimaciones muestran que cada norma adicional promulgada tiende a disminuir la participación del empleo en un 0,7 por ciento. Encontramos también evidencia de una reducción significativa de la intensidad de mano de obra y del capital y menores tasas de inversión, en respuesta a una regulación más voluminosa.

Sobre los límites de la acción del estado

Si ayer hablaba sobre la conveniencia de ampliar la acción del estado a ámbitos que parecen no importar demasiado, hoy, con esta noticia delante vuelvo a prestar atención a la otra frontera.

El artículo es una anécdota que ejemplifica una categoría entera. Trata de cómo AENA, una empresa pública semicotizada, ha fracasado en una serie de licitaciones por, precisamente, estar sujeta a la norma estatal —mucho más exigente que la mercantil— a la hora de subcontratar. No está claro ahora quién operará los duty free.

¿Debería el estado incentivar y promover las copias de seguridad?

Poca gente racional —aquí, racional significa algo así como sinceramente adscrita a la epistemología bayesiana— pone en duda el papel relevante del estado en la mitigación de los efectos de los fallos del mercado.

Uno de ellos —y del que se habla demasiado poco— tiene que ver con las copias de seguridad. Es evidente que:

  • La gente es mucho menos sistemática con ellas de lo que debiera.
  • Todos tendríamos mucho que ganar si ocurriese lo contrario.
  • Aunque hay muchas compañías y productos (algunos libres y gratuitos) para realizar copias de seguridad, ninguna en particular tiene incentivo para financiar una campaña promocionando las buenas prácticas en materia de preservación de la información.
  • En el fondo, el bien copia de seguridad es un bien público (en el sentido económico del término).
  • Las soluciones de copias de seguridad libres y gratuitas están infracapitalizadas.

Como consecuencia de todo lo anterior, estas páginas son de la opinión de que el estado debería actuar de oficio para fomentar el uso de las copias de seguridad y para mejorar la infraestructura necesaria para realizarlas. Sería dinero bien invertido.

"Diversidad" en la tecnología: un modelo hipotético

Hoy quiero comentar un modelo hipotético que podría explicar la evidencia anecdótica que se me muestra al examinar el asunto de la diversidad en el campo de la tecnología. No es un modelo que defienda ni deje de defender hasta poder contrastarlo —¿lo habrá hecho ya alguien?— con datos amplios y representativos y herramientas analíticas sólidas.

El modelo es, resumido, el siguiente:

  • Los proyectos de tecnología son iniciados —piénsese: en garajes— por individuos que, mirados en su conjunto, parecen tener una varianza mínima en las coordenadas que actualmente definen eso que llamamos diversidad.
  • El 99% de esos proyectos nunca despiertan el interés de terceros y pierden, incluso, el de sus incoadores.
  • El 99% del 1% restante tienen un éxito relativo y atraen el interés —¿de qué tipo?— de otros sujetos igualmente indiversos. Son aficionados que colaboran en el proyecto, sea como desarrolladores o usuarios, sin ninguna expectativa concreta; en particular, sin esperar ningún tipo de gratificación económica.
  • Pero detrás del 1% del 1% de los proyectos iniciales existe una recompensa pecuniaria: son adoptados por empresas y otras organizaciones, se organizan congresos, se expiden certificaciones, se mencionan en ofertas de trabajo. Y es entonces que sujetos diversos se autoperciben infrarrepresentados en ese particular proyecto y urden para obtener una representación en él.

Evidencia, como afirmo más arriba, solo anecdótica.

Nudges vs dark patterns

Nudges: ya hablé de ellos.

Dark patterns, tal como los define la AI de you.com:

Los dark patterns son una técnica de diseño de interfaz intencionalmente diseada [sic] para ser difícil de entender. Esta técnica se usa para manipular al usuario para que realice una acción que no tenía en mente, como comprar un producto, descargar un programa, registrarse en un servicio, completar un formulario, etc. Los dark patterns se basan en el engaño, la manipulación o la ocultación de información para llevar al usuario a realizar algo que no tenía en mente.

Indicios de que "lo del cambio climático" es una tomadura de pelo

Vaya por delante que el autor de estas páginas no es lo que ha venido a denominarse un negacionista del cambio climático sino, más bien, un observador con cierto interés en lo que ocurre. Pero este observador tiene motivos para descontar el potencial efecto de eso en lo que, efectivamente, cree —aunque con diferencias de grado con respecto a muchos ortodoxos—.

Cuando hay una guerra o una hambruna, todos los recursos se dirigen de la manera más eficientemente posible a solucionar ese gran, casi único problema. Si el del cambio climático fuese un problema comparable, todos nuestros recursos irían dirigidos a mitigar sus causas y efectos.

Cambio climático: ¿por qué esta vez es diferente?

El del llamado cambio climático no es el primer gran reto medioambiental que recordamos los que tenemos ya cierta edad. Hace no tanto, los que iba a acabar con nosotros fueron, primero, la lluvia ácida y, después, el agujero de la capa de ozono. Pero estos dos problemas han sido solucionados. Así que la pregunta casi necesaria es: ¿podrá igualmente solucionarse el problema del cambio climático? ¿Hay algo que lo haga distinto?

Transición energética: los últimos serán los primeros

La de la transición energética es una carrera en la que, por algún motivo, nos estamos viendo inmersos en los desventurados tiempos en los que nos toca vivir. Pero a diferencia de otras carreras en las que se ha visto inmersa la humanidad —grandes descubrimientos, colonización de África, revolución industrial, etc.— los incentivos están al revés: se gana perdiendo (o llegando el último). En términos bíblicos (¿evangélicos?), rige aquello de que los últimos serán los primeros.

Discusiones en grado "meta"

En términos muy gruesos, cierto tipo de discusiones pueden categorizarse en dos categorías: la positiva y la meta. La siguiente imagen permite ilustrar la diferencia a la perfección:

Atajo

En una discusión positiva se criticaría a quienes toman el atajo: existe una norma casí explícita —camínese por la senda provista a tal efecto—, pero unos cuantos avispados reinterpretan o desnaturalizan lo que debe hacerse y eso, necesariamente, es cuestionable. En una discusión meta, sin embargo, uno podría comenzar cuestionando desde el principio el trazado de la senda para acabar, probablemente, justificando el uso del atajo.

Hobbes sobre la moralización y la resolución de disputas

El otro día participé en un breve debate sobre una de las consecuencias del proceso de moralización donde resonaban ecos de un asunto que ya traté hace unos meses.

Por referencia y por tenerlo a mano, me he permitido pues rescatar y traducir un párrafo de Joseph Heath (de su libro sobre los principios filosóficos del cambio climático):

Se suele dar por bueno que la pluralidad de valores representa un obstáculo sustancial para el desarrollo de las políticas públicas y que, por tanto, la manera de proceder es determinar quién está en lo cierto y quién está equivocado. La aparición del liberalismo en los principios de la era moderna está basada en el rechazo a dicho planteamiento. En el Leviatán, Thomas Hobbes rompió con la tradición de la filosofía política occidental al rechazar la discusión sobre lo bueno, argumentando que es esencialmente irresoluble (“aquello que sea el objeto del apetito o deseo de un hombre; eso es lo que él o los suyos llamarán bueno”). Hobbes observó que, a pesar de las disputas que puedan surgir entre ellos, los individuos se benefician de las relaciones de cooperación con los demás. De esta manera, Hobbes estableció una serie de principios para la organización de la sociedad civil que no cuestionan lo que cada individuo considera bueno. Su objetivo era el de desarrollar principios que pudieran guiar las políticas públicas a pesar del desacuerdo acerca de las cuestiones relativas a lo que es bueno.

Sexo-género vs cuerpo-alma

Soy muy ignorante acerca del debate sobre la dualidad sexo-género y los argumentos e intenciones de tirios y troyanos en él. Pero anoche me entretuve en escuchar —sin prestar mucha atención— una conferencia sobre el asunto durante la cual y en una breve digresión, el ponente mencionó de pasada la antigua dualidad cuerpo-alma.

Simplificando mucho, hubo una época en que cierta gente se entendió que existían dos mundos paralelos y prácticamente (o problemáticamente) inconexos, el de las ideas y el de las cosas, que la conciencia habitaba en uno de ellos, el cuerpo en el otro, etc.